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La energía es todo

jueves, 15 de marzo de 2012
La primera vez que escuché oír hablar del efecto mariposa fue hace muchísimo tiempo, y la verdad, no logré entender lo que significaba. Me preguntaba, cómo el aleteo de una simple mariposa que vivía a miles de kilómetros de distancia de mi, podía llegar a afectar mi vida. Al final, decidí no pensar más en ello.

Un buen día, entendí y sentí con claridad su significado. No era un símbolo, era algo real, tenía sentido, todo está relacionado entre sí, porque todo es energía. Y al igual que al arrojar una piedra al agua se crean ondas; la energía, se expande llegando a todos los rincones y seres.

Al ser energía, somos parte de un todo, de una unidad, de una totalidad. Luego el que una mariposa aletee al otro lado del mundo, repercute en mi vida, pues la energía que ello provoca, me toca muy de cerca. Es posible que desconozca el alcance de su movimiento, pero lo notaré.

Del mismo modo, si todo es uno, la interrelación entre todo, trabaja sin interrupción, no es ni buena ni mala, es solamente energía. Dependerá de cada uno de nosotros qué hagamos con ella. Si estamos abiertos a la espiritualidad conectaremos con otras energías similares que nos ayudarán en nuestro camino; al igual que si trabajamos en cualquier otro aspecto de la vida, daremos o encontraremos las respuestas, información o personas que necesitemos para seguir investigando o seguir nuestro rumbo.

Cuánto más amor sintamos, más ondas amorosas se moverán por el universo, llenándonos, abrigándonos, alimentándonos.

Asimismo, cuánta más tristeza, dolor, preocupación tengamos, también se extenderán impactando de pleno en nosotros. Si permanecemos atentos, podremos abrir, frenar o cerrarnos a ellas, y así su influjo será mayor o menor en nuestras vidas. Todo dependerá de nuestra actitud.

La energía es contagiosa, en lo positivo y en lo negativo. Si somos conscientes de ello, podremos utilizarla para mejorar, aprender, ayudar, sanar, evolucionar. Es un camino invisible a los ojos pero totalmente claro y luminoso para el corazón y la intuición. La risa, la alegría, el conocimiento, la sabiduría, el amor, el dolor, la tristeza, etc, en definitiva, los sentimientos al igual que los pensamientos se contagian. Deberíamos preguntarnos a qué tipo de energía estamos abiertos y cuál puede ayudarnos más y mejor a nuestro bienestar y equilibrio.

No siempre es fácil estar alerta, pero si dejamos una puerta abierta a la energía, debemos observar qué nos contagia. En estos momentos de grandes preocupaciones, de mucha angustia y desvelos, aparentemente cuesta más mostrarnos abiertos a la alegría, a la risa, a la positividad.

Si todo está unido, si todo lo que sentimos con fuerza lo atraemos, mejor pensar en positivo porque al menos, lo que atraigamos será una energía más ligera, más llevadera, que nos dará alas para saber y poder afrontar los problemas que nos rodean, para evitar quedar sepultados bajo la angustia y el miedo. No hablo de ingenuidad, ni de esconder la cabeza ante la adversidad, sino de buscar en la alegría, un rayo de luz que ayude a mantener la esperanza que habita dentro de nosotros.

Me uno de manera totalmente consciente a la energía positiva, a la felicidad, al amor, a la alegría, a la risa, y así, mi vida, aunque conviva con problemas de todo tipo, será más llevadera, más liviana y me dará la oportunidad de poder descansar y respirar. Lo que en definitiva, se traducirá en ser más objetiva, en poder ver con más atención las oportunidades y señales que envía la vida, y en saborear lo bonito y bello que nos rodea.
Aurensanz, María Eugenia
Aurensanz, María Eugenia


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