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¿Lo sabían?

martes, 06 de marzo de 2012
¿Por qué pregunto si lo sabían? Sencillamente, amigo lector, por la tremenda escandalera, y lo que nos espera, que se está montando al hilo de las medidas que el gobierno está anunciando que va a tomar, y contra las cuales comienzan a emprender, tirios y troyanos, toda una serie de acciones de carácter obstruccionista, alguna de ellas claramente delictivas, y en gran parte estimuladas, precisamente por aquellos que han creado la obligatoriedad de tomarlas, habida cuenta de su demostrada incapacidad para hacerlo, cuando había que hacerlo; y no solo incapacidad, sino con una clara voluntad de continuar agravando la situación, lo que eleva su rango a irresponsabilidad manifiesta.

Claro que sabían que el déficit era un 40% superior al que decían que tendríamos. ¿Cómo no lo iban a saber, si lo habían creado ellos? Deberían esconderse debajo de las mesas para ocultar la vergüenza de haber sido descubierta la trampa tendida al nuevo gobierno; porque trampa es ocultar una realidad más grave que la declarada para que los remedios tengan que ser más traumáticos aún de lo que ya se esperaba, y encontrar así una justificación para hacer una oposición, absolutamente legítima en términos parlamentarios, pero también absolutamente ilegítima impulsando, abierta o subrepticiamente, manifestaciones, algaradas y tal vez huelgas.

Claro que sabían que la ÚNICA forma eficaz de reducir el déficit era la aplicación de medidas de austeridad –díganlo en contra cuantos premios nobel quieran (un tal Balseiro dixit), austeridad representada por una drástica reducción (eliminación) de los gastos inútiles, supérfluos, ineficientes y redundantes. Nunca, amigo lector, amigo Sr. Rajoy, a costa de los servicios básicos del estado: sanidad, educación, justicia, defensa … ¿se me entiende bien, señores? Nada que tenga que ver con la austeridad debería afectar a tales capítulos, porque hay margen de sobra en la búsqueda de una mayor eficiencia en el empleo de los recursos, y si esto se hace así, la austeridad no tiene por qué contraponerse al crecimiento, se lo aseguro, es más bien justo al revés. Pero no solo no hicieron lo que debían sino que constantemente lo incrementaron colocando a España en la situación interna y externa más peligrosa de la historia, con toda probabilidad, guerras aparte.

Claro que sabían que para mejorar la competitividad de nuestra economía, una de las más importantes medidas sería la de acometer una reforma en profundidad del mercado laboral; una reforma que solamente se atrevieron a disfrazar con tibios remiendos que si algún efecto produjeron lo fue el de no contener la caída del desempleo, y sí el del decrecimiento del PIB. También por esto deberían esconderse debajo de las mesas, para evitar la vergüenza de que les vean los millones de personas que están sufriendo el drama del desempleo. ¡Ah, si ya ellos mismos están comenzando a padecer el desempleo! Claro, ante una reducción importante de sus ingresos como consecuencia de la pérdida del poder, han de verse obligados a la disminución de sus estructuras.

Un poco de la medicina que prescribieron para todas las empresas, para los jubilados, para los funcionarios y para muchas organizaciones no gubernamentales. Argumentar ahora que los empresarios van a despedir más porque les resulte más barato, es una falacia mayúscula porque ¿desde cuándo los empresarios tienen entre sus prioridades la del despido? ¿qué empresario en sus cabales despide por despedir, o bajo criterios arbitrarios? Y aquel que lo haga que le caiga todo el peso de la ley, que el estado tiene instrumentos sobrados para hacerlo.

Sr. Rajoy, señores ministros, ustedes también lo sabían. Sabían, por tanto, que a esto se tenían que enfrentar ¡háganlo! sin ningún tipo de miramientos, incluso con los que sean afines a su partido, sean comunidades autónomas, ayuntamientos, organismos de toda naturaleza y condición. Cancelen las subvenciones a los sindicatos –otros a los que la vergüenza parece no ir con ellos-, empresarios y partidos políticos; y continúen eliminando gradualmente (espero que el 20% sea solo para este año), la multitud de sociedades e instrumentos que solo fueron creados para justificar una inducida ineficacia de nuestros funcionarios, cuya general probidad defiendo, y a los que lo más importante que les falta es mandos adecuados y motivación.

Y también sabían, lo sabíamos todos, lo mucho que entre bastidores se cocinó en torno a negociaciones y pactos con los representantes de los terroristas de ETA –cuando no con ellos mismos-, concluyendo con su presencia en las instituciones democráticas. Convendría Sr. Rajoy, se lo repito, y lo haré cuantas veces haga falta, que instruyese ampliamente en esta materia a su Ministro de Interior, porque por los síntomas que este servidor detecta, ya nos podemos imaginar de qué hablaron D. Jorge Fernández y D. José L. Rodríguez Zapatero, y cuáles pudieran ser sus consecuencias. Las declaraciones del ministro no pueden obviar las condiciones expuestas por el nuevo presidente de la Sala Penal de la Audiencia Nacional, D. Fernando Grande Marlaska; palabras que, por otra parte, y sin el menor recato, fueron escritas casi al pie de la letra por este servidor de ustedes (o si lo prefieren por el tal Balseiro), allá por los años 2006, 2007: desvinculación de la organización terrorista, arrepentimiento, petición de perdón a las víctimas y la asunción de sus responsabilidades penales. Y claro, el desarme total. Es patética la actitud del jefe de gobierno vasco, Sr. López, que como siga empleando argumentos al uso forzosamente le van a conducir a su práctica desaparición del arco político vasco. Al tiempo.

Salve, por hoy, lector amigo.
Balseiro, Manuel
Balseiro, Manuel


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