Seguramente más de una persona no se imaginaría un día sin su ordenador, y menos aún sin abrir su red social, sin actualizar sus fotos o ver la de sus amigos. De hecho, ya forman parte de nuestras vidas, sobre todo entre la gente joven y resultaría extraño que alguien nos pregunte el número de móvil, antes que nuestro nombre de usuario para localizarnos en las diferentes redes sociales.
Por no mencionar cómo miraríamos de extrañados a quien nos diga que no tiene o que no las utiliza. Nuestras vidas giran en torno a éstas. Nos enviamos mensajes, subimos fotos de nuestro último viaje e incluso creamos o acudimos a eventos y sabemos de nuestros amigos a través de éstas.
Hace unos años resultaría impensable predecir cómo han cambiado nuestros hábitos o la manera de comunicarnos. Hace poco nos mandábamos mensajes de móvil, ahora lo seguimos haciendo, pero a través de Internet.
Además de ser gratis podemos saber en todo momento qué hace cada uno de nuestros amigos, pero probablemente más de una vez nuestra privacidad ha quedado en entredicho. Fotos publicadas que nos gustaría que nunca aparecieran, al igual que la excesiva información que puede mostrarse acerca de dónde vamos a ir, con quién, cuándo o a qué hora.
Muchos padres viven con preocupación el registro de sus hijos a las redes sociales y a quién agregan como amigos. Realmente no siempre se tiene la certeza de con quién se habla o si hay amigos de nuestros hijos que dicen ser alguien que no son suplantando su identidad.
Solamente se necesita una dirección de correo y una clave para registrarse por lo que puede suponer un gran problema de inseguridad. Aunque no todo es negativo. También puedes reencontrarte con personas que intentabas localizar hacía años de la guardería, del colegio, la universidad o antiguos compañeros de trabajo.
Las empresas también son conscientes de la importancia de las redes sociales, hasta tal punto que ya han encontrado en éstas un hueco para publicitarse para llegar a la gente y futuros clientes. Quizás es una moda con fecha de caducidad, pero lo que si está claro es que a día de hoy se han convertido en una herramienta de comunicación revolucionaria y exitosa para la gran mayoría.
