Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Ante a campaña de Mans Unidas 2012

sábado, 11 de febrero de 2012
Queridos irmáns,
co slogan A saúde, dereito de todos: actúa!, Mans Unidas celebra a súa campaña deste ano 2012.

Todos coñecemos a importancia da saúde, e que significa estar enfermos. Os sufrimentos que implica son corporais e espirituais, moitas veces grandes, conmoven tamén aos que queren ao enfermo e afectan incluso á vida e o futuro de persoas e familias.

E sabemos igualmente que necesario, que urxente sentimos entón recibir coidados, encontrar atención médica, ser acompañados e queridos. Non quedar insensible ante o sufrimento é unha esixencia elemental da nosa humanidade.

Ante a enfermidade maniféstase radicalmente o corazón da persoa, o noso corazón; así como os nosos límites. E acentúase a percepción da nosa vulnerabilidade, de que non posuímos de modo definitivo o noso ser, os nosos corpos e a nosa vida; que son un don, unha riqueza inmensa que recibimos e á que non saberiamos renunciar. No desexo profundo do corazón e coa luz maior da fe, confiamos en Deus, Aquel que nos deu a vida, para non a perder para sempre.

A saúde e a enfermidade é, pois, un lugar primeiro en que somos interpelados persoalmente cada un, e tamén polos nosos irmáns. Aquí ha
de realizarse o mandamento do Señor: ama o teu próximo como a ti mesmo.

A esperanza que temos para a nosa vida, a alegría con que acollemos o don divino do noso ser e existir, maniféstanse no amor e o coidado do próximo. E isto realízase de modo privilexiado na saúde e a enfermidade.

A campaña de Mans Unidas, como un instrumento singular en medio da nosa Igrexa, invítanos a vivir a nosa fe, a expresarnos en xestos de caridade concreta, pensada e organizada, buscando procurar ao noso próximo este ben fundamental.

Ao mesmo tempo daremos testemuño ao noso arredor, e a nosa sociedade, dunha forma de mirar ao home e a vida, en que a salvagarda da súa dignidade e dos seus bens fundamentais se converte en criterio primeiro de acción, e en que a solidariedade e a atención mutua brotan do corazón, sen reducirse ao cumprimento de obrigas máis ou menos recoñecidas.

Participar na campaña de Mans Unidas, estendendo esta percepción do home, é moi necesario na nosa sociedade, en que moitas veces se actúa
e se propaga unha concepción meramente utilitarista e hedonista da vida, na que se esquece a dignidade de quen non é poderoso ou forte, quizais porque está enfermo e depende de nós.

Así contribuiremos tamén a que as nosas institucións políticas e as grandes forzas científicas e económicas do noso mundo fagan propios estes criterios de acción, esta mirada cargada de fe e de amor ao home.

Este é certamente o camiño para unha maior colaboración con outros pobos e países, que faga posibles o coidado e a defensa integral da vida;
pero é tamén para a nosa propia sociedade, que se enfronta a desafíos culturais e a dificultades económicas grandes.

O exercicio da caridade será un ben para nós mesmos, como persoas e como pobos. A campaña de Mans Unidas é unha ocasión singular para realizalo, acompañándoo ademais da reflexión e o testemuño públicos. Por iso, demos as gracias a todas e a todos os que gratuitamente se entregan a esta obra boa en favor dos seus irmáns. Deus, que escoita a voz do máis pequeno e máis só, pagarállelo.

+ Alfonso Carrasco Rouco
Obispo de Lugo
--
Queridos hermanos,
con el eslogan La salud, derecho de todos: ¡actúa!, Manos Unidas celebra su campaña de este año 2012.

Todos conocemos la importancia de la salud, y qué significa estar enfermos. Los sufrimientos que implica son corporales y espirituales, muchas veces grandes, conmueven también a los que quieren al enfermo y afectan incluso a la vida y el futuro de personas y familias.

Y sabemos igualmente qué necesario, qué urgente sentimos entonces recibir cuidados, encontrar atención médica, ser acompañados y queridos. No quedarse insensible ante el sufrimiento es una exigencia elemental de nuestra humanidad.

Ante la enfermedad se manifiesta radicalmente el corazón de la persona, nuestro corazón; así como nuestros límites. Y se acentúa la percepción de nuestra vulnerabilidad, de que no poseemos de modo definitivo nuestro ser, nuestros cuerpos y nuestra vida; que son un don, una riqueza inmensa que hemos recibido y a la que no sabríamos renunciar. En el deseo profundo del corazón y con la luz mayor de la fe, confiamos en Dios, en Aquel que nos dio la vida, para no perderla para siempre.

La salud y la enfermedad es, pues, un lugar primero en que somos interpelados personalmente cada uno, y también por nuestros hermanos.
Aquí ha de realizarse el mandamiento del Señor: ama a tu prójimo como a ti mismo. La esperanza que tenemos para nuestra vida, la alegría con que acogemos el don divino de nuestro ser y existir, se manifiestan en el amor y el cuidado del prójimo. Y esto se realiza de modo privilegiado en la salud y la enfermedad.

La campaña de Manos Unidas, como un instrumento singular en medio de nuestra Iglesia, nos invita a vivir nuestra fe, a expresarnos en gestos de caridad concreta, pensada y organizada, buscando procurar a nuestro prójimo este bien fundamental.

Al mismo tiempo daremos testimonio a nuestro alrededor, y a nuestra sociedad, de una forma de mirar al hombre y a la vida, en que la salvaguarda de su dignidad y de sus bienes fundamentales se convierte en criterio primero de acción, y en que la solidaridad y la atención mutua brotan del corazón, sin reducirse al cumplimiento de obligaciones más o menos reconocidas.

Participar en la campaña de Manos Unidas, extendiendo esta percepción del hombre, es muy necesario en nuestra sociedad, en que muchas veces se actúa y se propaga una concepción meramente utilitarista y hedonista de la vida, en la que se olvida la dignidad de quien no es poderoso o fuerte, quizá porque está enfermo y depende de nosotros.

Así contribuiremos también a que nuestras instituciones políticas y las grandes fuerzas científicas y económicas de nuestro mundo hagan propios estos criterios de acción, esta mirada cargada de fe y de amor al hombre.

Este es ciertamente el camino para una mayor colaboración con otros pueblos y países, que haga posible el cuidado y la defensa integral de la vida; pero lo es también para nuestra propia sociedad, que se enfrenta a desafíos culturales y a dificultades económicas grandes.

El ejercicio de la caridad será un bien para nosotros mismos, como personas y como pueblos. La campaña de Manos Unidas es una ocasión singular para realizarlo, acompañándolo además de la reflexión y el testimonio públicos. Por ello, demos las gracias a todas y a todos los que gratuitamente se entregan a esta obra buena en favor de sus hermanos.

Dios, que escucha la voz del más pequeño y más solo, se lo pagará.
+ Alfonso Carrasco Rouco
Obispo de Lugo

Carrasco Rouco, Alfonso
Carrasco Rouco, Alfonso


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES