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Vientos de renovación

viernes, 10 de febrero de 2012
Soplan nuevos vientos de renovación en la política española, que agitan tanto a las personas como a las ideas y que afectan a los dos principales partidos de ámbito nacional, PP y PSOE.

El PSOE decidió tomar la iniciativa en el congreso celebrado el pasado fin de semana, en Sevilla, propiciando un relevo generacional sin precedentes y lo hizo a lo grande, eligiendo a un rompedor, savia nueva para un proyecto de futuro, esperanzador y, ¿quién podría personificar mejor semejante cambio?,¡Rubalcaba!, ¿cómo no?, ¿su nieto? NO, no, el sempiterno Rubalcaba, el portavoz del gobierno de los GAL, el ministro de la LOGSE, el profanador de la jornada de reflexión que siguió a los atentados del 11 M madrileño, el que sacaba y metía en la cárcel a De Juana Chaos según convenía políticamente, el del chivatazo a ETA en el bar Faisán y, en fin, el que era la mano derecha de Zapatero en su ingente labor para arruinar España.

Este Rubalcaba es el “delfín” llamado renovar las ideas y las políticas para sacar al socialismo del proceso de descomposición en el que se encuentra inmerso. En fin, los abuelos sucediendo a sus nietos en un absoluto despropósito generacional.

En el Partido Popular, todavía embriagados de gloria postelectoral, no han querido ser menos y no han tardado ni un día en dar una contundente respuesta a tal alarde renovador socialista y lo han hecho a lo grande, en Ourense y de la mano de don José Luis Baltar, con la plana mayor del PP gallego haciéndole la ola, que después de más de 22 años presidiendo la Diputación Provincial, ha decidido abandonarlo todo para dar lugar a un saludable proceso de renovación, de ideas y de personas, y lo ha hecho cediendo el cargo a quien, sin lugar a dudas, ostenta el elevado honor de ser la persona más capacitada del partido en esa provincia para sustituir a tan eminente testa, siempre dentro del sector “de la boina” y, ¿quién iba a ser el “heredero”? Pues eso, su hijo, don José Manuel Baltar Blanco. Sólo espero del flamante heredero la sutil elegancia de que reine bajo el nombre de “Baltar II de Ourense, por la gracia de D.” y deseo fervientemente que la dinastía sea larga y próspera y que la plebe ourensana, hasta ahora ausente y catatónica, sepa apreciar tan patriótico gesto en sus justos términos.

De Rubalcaba lo temo todo; la sordidez y la falta de escrúpulo con las que se ha desenvuelto en la política desde los primeros años de la transición, retratan a un personaje maquiavélico, con un perfil de lo más siniestro y que lastra al Partido Socialista con un bagaje político que difícilmente le permitirá representar con cierto decoro a la masa electoral que lo respalda.

De Baltar, obviado su pedigree, me inquieta especialmente el mensaje central de su discurso de investidura y su principal preocupación, la creación de empleo. Dado que la Diputación orensana ya pasaba por ser una verdadera agencia de empleo para colocar a los amigos en la época de su padre, con esta nueva orientación puede llegar a convertirse en una genuina e irrepetible comuna pepera).

Hace ya años que no espero de los políticos ningún esmero ético pero sería deseable que, al menos en las formas, mantuviesen un mínimo decoro estético y…ni tan siquiera eso.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


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