Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

El Heraldo: Un beso de papel

lunes, 06 de febrero de 2012
Muchas veces he sufrido como un insulto el menosprecio hacia el Heraldo, el periódico viveirés en el que colaboro desde hace casi cincuenta años.

Yo callaba porque, generalmente, conocía la mezquindad del crítico. Curiosamente, casi siempre procedían de personas que se sentían aludidas por cualquier artículo que les afectaba o también de aquellos que, en su buena fe, se hacían eco de los otros.

Cabía la réplica o la denuncia, pero, cuando faltan argumentos, siempre se puede echar mano del desprestigio ajeno. Gracias, cabalgamos. Un semanario local de cuatro hojas puede ser despreciado como una nimiedad romántica, de la que algunos se mofan sin pudor alguno, por considerarlo un desfasado intento de influir en al vida pública local; sin embargo, otros lo vemos como un sueño colectivo que, gracias a la familia de D. Ramón Canosa, y con ella la de D. Luís Neira, se mantiene vivo en aras de un Viveiro que, haciendo honor a su nombre, va forjando defensores de los intereses del distrito, como rezaba su encabezamiento hasta hace poco tiempo.

No soñamos sólo para influir, sino que trabajamos para defenderlo de sus depredadores que, desgraciadamente, abundan y se sienten nuestros enemigos. Aunque no lo deseamos, resulta inevitable.

Trabajamos para defender Viveiro de aquellos que, llevados de su egoísmo, aún siendo parientes, amigos, conocidos o desconocidos, lo maltratan. Lo hemos hecho y seguiremos mientras las fuerzas aguanten; pero también confiando en que alguien vaya relevándonos con constancia y no se desanime, por más que le pongan piedras en el camino.

Algunos lo han intentado y se han cansado porque ellos saben lo difícil que resulta vivir con tanta incomprensión y siendo siempre la diana de los dardos. Hay siempre una razón más fuerte: el servicio a nuestro pueblo y el amor y gratitud de los que comparten con nosotros las ideas y nos alientan con ánimos como cuando mi buen amigo García de Miñotos me decía: “Gracias, Ricardo, porque deféndesnos ós pobres dos ricos e poderosos”.Yo le contesto: “É un honor facelo, amigo García. Deféndemo-lo noso Pobo de cantos lobicáns tratano de roer cos dentes do seu diñeiro, coa voracidade do seu egoísmo, coas súas influencias e artimañas, sen respetar o berce fermoso e agarimoso onde tivemos a fortuna de nacer.

Fíxémolo, e aínda que sigue a costarnos bágoas, aldraxes e gañamos enemigos, non renunciamos á nosa laboura .Se herdamos un verxel, iste necesita labregos para que floreza. E nesa estamos”.

A nosotros nos lo han enseñado hombres como los ya citados D, Ramón, la familia Neira, hoy con Juan Carlos como relevo de aquel D. Luís, que tanto sufrió en el empeño, u otros como Gerino Núñez ( N. D),vilmente asesinado en circunstancias para mí sin aclarar. Dios te premie, amigo Gerino.

Por las páginas del Heraldo han pasado cientos de colaboradores cuyos méritos sería interminable describir, desde poetas de la talla de D. Antonio Prados hasta historiadores como D. Enrique Cal Pardo o su homónimo Chao Espina pasando por una ingente cantidad de periodistas, catedráticos, médicos, abogados y un largo plantel de servidores del servicio público que de un modo desinteresado contribuyeron y siguen haciéndolo al servicio del Pueblo.

El Heraldo es, para muchos viveireses que tuvimos la desgracia de vernos obligados a emigrar, como un beso que recibimos cada semana, como un vaso de agua que calma nuestra morriña, como un testigo que nos recuerda que todavía hay personas a las que les importa seguir luchando por un Viveiro mejor.

Ahora que cumple su centenario cabe recordar que pasó sus vicisitudes, que fue cerrado por ese Fraga a los que tantos veneran, que sufrió presiones de caciques y golfos, que su economía es de subsistencia y que hay algunos que se sienten incómodos con su presencia; pero, en cambio, también estamos otros que lo esperamos con ilusión, que lo buscamos en el buzón y preguntamos al cartero por él cuando hay alguna incidencia, que lo demandamos en los bares o cualquier servicio público y lo hacemos con ganas porque confiamos que nos dé ese beso tierno, agarimoso…que es el fruto hermoso del vergel en que hemos tenido la fortuna de nacer.

Enhorabuena a la familia Canosa por su filantropía siguiendo los sueños de su añorado padre; a la familia Neira, con el amigo Juan Carlos como impresor y coordinador general; y cada uno de los colegas colaboradores que trabajan por la causa común de engrandecer nuestro Pueblo.

Que seamos capaces de mantenerlo vivo otros miles de años.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES