domingo, 5 de mayo de 2024
Es una mezcla de sentimientos juntos los que se sienten al pasear por cualquier barrio y ver que una amplia mayoría de tiendas y locales, -independientemente del tiempo que llevaran abiertos- cuelgan en sus puertas el cartel de se vende, se alquila o se traspasa.
En muchos locales se ha podido observar la evolución hacia el declive, como si de un libro se tratara. Primero la introducción, es decir, la tienda llena, tras unos meses el nudo de la historia con un cártel de liquidación total acompañado de grandes descuentos y finalmente el desenlace igual a cierre.
Los datos son estremecedores cuando se conoce el número de pymes que han cerrado en 2011. Solamente en Galicia se disolvieron un total de 1.559 empresas, es decir, un 12 por ciento más que en 2010. Y parece que esto es solo el principio, ya que a nivel nacional en España cerraron más de 200.000 empresas el pasado año.
La mayoría de las pequeñas empresas han cerrado por la crisis. Aunque también han existido otros factores. Muchas pymes han tenido que cerrar ante la imposibilidad de seguir pagando a sus empleados por la falta de ingresos.
Las consecuencias están claras, pero las causas son muchas. La falta de liquidez de las empresas ha venido ocasionada por la impuntualidad o por los impagos de las facturas por parte de las administraciones públicas o consumidores que han acabado provocando un círculo vicioso, ya que las empresas dejan de tener liquidez para pagar, tanto a sus proveedores, como a sus empleados y éstas acaban quebrando.
La UE se ha comprometido a ampliar las ayudas de las pymes, así que esperemos que éstas sean fructíferas junto a las medidas estatales como por ejemplo, la rebaja del 19 por ciento en la tarifa eléctrica para que nuestro país empiece a recuperarse con un sistema empresarial sólido.
