Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Manuel Fraga: In memoriam

lunes, 23 de enero de 2012
ATALAYA

In memoriam

Hace unos días tuve el honor de escribir el Obituario de Manuel Fraga Iribarne para el boletín de una sociedad cultural coruñesa, de la que él era Caballero de Honor, y lo hice buscando un contenido y estilo eclécticos comunes a la plural sensibilidad de todos sus miembros.

Hoy, desprovisto de esa responsabilidad corporativa, y siendo estas “atalayas” un puro instrumento de expresión personal de pensamiento y opinión, no tengo que andarme con tales miramientos.

Y desde aquí quiero rendir tributo a quien tengo por una de las figuras más relevantes, y más influyentes, de la sociedad española en toda la segunda mitad del siglo XX; lo hago, al margen de no pocas y profundas discrepancias con su carácter, pero casi nunca con su modelo de sociedad, o al menos con el modelo en el que él mismo se inspiraba, y nunca con su enorme integridad, humana y política, irreprochable y ejemplar; tan irreprochable y tan ejemplar que ni sus más recalcitrantes oponentes fueron capaces de encontrarle fisura alguna; y coherencia, total coherencia entre lo que decía y lo que hacía, digna de emulación en todos los órdenes de la vida.

A este servidor de usted, que no habiendo sentido atracción por tomar parte activa en la función política, sin embargo, le ha servido de modelo en su propio desarrollo vital desde el momento mismo en que una visión más próxima del personaje le permitió modificar clichés preconcebidos, y conocer de cerca los principios que habían (estaban) inspirando toda su ejecutoria política y social.

Forma parte Manuel Fraga de ese pequeño, desafortunadamente reducido hoy (y así nos va), grupo de políticos europeos que utilizaron todas sus capacidades en el desarrollo de un modelo de convivencia basado en los valores y principios que más profundas huellas han producido a lo largo de la historia de la civilización occidental: potenciación de la virtud, respeto por el diferente, esfuerzo personal, afán de superación, sentido del honor, solidaridad … todos ellos parte esencial de nuestras fuentes culturales heleno-romano-cristianas, enriquecidas en numerosas oportunidades por las aportaciones ilustradas de otras formas de pensamiento religioso y cultural, que hoy, y siempre, tendremos la obligación de preservar y proyectar hacia las futuras generaciones.

Pues bien, Manuel Fraga ha sido una de esas personas que incorporaron tal misión a su quehacer diario, brindando un ejemplo de dedicación y esfuerzo en pro de sus creencias y convicciones. Controversia ha suscitado a lo largo de su dilatada ejecutoria; y en esa controversia encuentra uno precisamente la fortaleza del personaje; nadie que haya vivido sin suscitar controversia podrá presumir de haber contribuido al progreso de su sociedad; la controversia es consustancial al debate, y éste lo es a la mejora de las formas de vida y de la convivencia.

Este articulista de usted, bloguero circunstancial, quiere ofrecerle su testimonio de agradecimiento personal, adicional a los ya implícitos manifestados. Agradecimiento que viene dado por el trato recibido y apoyo incondicional a numerosos proyectos que, de la mano de este servidor, hubieran tenido interés para el bien común. Y sin pedir nada a cambio; con generosidad y con la ilusión compartida de comprobar los frutos de la inteligencia y del esfuerzo.

Me ha emocionado escuchar, al término del funeral que por su eterno descanso se acaba de celebrar en la Catedral de Santiago de Compostela, el Himno de Galicia, al completo; tiene para mí una especial significación, habida cuenta de que su segunda parte vino sufriendo innecesarios silencios, cuyas causas también es innecesario citar, pero seguro estoy de que el alma de Manuel Fraga y su voluntad integradora se sentirán reconfortadas por ello, como se sienten las mías cada vez que este hecho emocionante se produce.

Por último, confieso que no he podido presentar mis condolencias a la totalidad de la familia Fraga, por lo que será gratitud también la que sentiré hacia aquellos de mis lectores que por su proximidad con ella, y amistad conmigo, le den traslado de esta atalaya In memorian, escrita desde la razón pero con el corazón, con la que le rindo tributo de afecto, de respeto, y de gratitud. Descanse en la Paz de Dios, Don Manuel.

Salve, lector amigo, para usted.
Balseiro, Manuel
Balseiro, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES