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¡Vaya, vaya …!

jueves, 29 de diciembre de 2011
ATALAYA. ¡Vaya, vaya …!

Vaya, amigo mío, rigor, austeridad y eficacia, éstos han sido los términos que, según leí en un medio de comunicación, pronunció el Ministro de Hacienda y AA.PP., Sr. Montoro. Bromeo con ese otro YO con el que dialogo habitualmente (a veces el tal diálogo es una lucha encarnizada entre posiciones contrapuestas ¿a usted no le pasa lo mismo, no utiliza una especie de duende que le conduce a considerar opciones divergentes?), de que pareciera como si yo mismo lo hubiese nombrado, y precisamente para decir esas cosas. Ahora lo que hace falta es que instrumente las medidas que respondan a tales retos. Pero para comenzar, los síntomas son buenos.

Vaya, también el Ministro de Economía, Sr. de Guindos, anuncia que revisará partida por partida, para decidir en cuáles se pueden introducir recortes. No es suficiente. Cancelaciones, decimos nosotros en una sorprendente coincidencia de pareceres, de todo aquello que sea innecesario, superfluo y redundante; y pido perdón por mi constante reiteración en la propuesta.

Si se hace así, sería un gran paso para hacer coincidir la nueva política presupuestaria con lo que en tiempos recibió la denominación de base cero. Los que hubieran alcanzado una cierta edad lo recordarán, así como lo que verdaderamente significaba: la anulación de todo cuanto no fuese imprescindible para la conservación de la actividad. Y a partir de ahí, a trabajar. Los síntomas aquí son, cuando menos, alentadores.

Como lo son también los mensajes del nuevo Ministro de Cultura, avisando a los perceptores de suculentas subvenciones, de que esto se acabó. Y, vaya, amigo lector, de verdad que ya iba siendo hora. Subvenciones … sólo para apoyar los proyectos de indudable, e indubitable, necesidad y rentabilidad social. Después, que cada organización defienda su sostenibilidad con sus propios recursos, y si no ... Vaya si es hora de que esto suceda. Nuestros ánimos al Ministro Wert.

Una de arena: la generada por la terminología utilizada por la Sra. Mato al referirse a un crimen, que despertó, como no podía ser de otra forma, el revuelo entre las filas de los de siempre. Señora Ministra, si no estaba usted segura de lo que decía, no debiera haberlo dicho; y si lo estaba, nunca, me oye, nunca, debiera haber claudicado. Pues tiene gracia que no comencemos a recuperar el lenguaje perfectamente ajustado a la realidad de los hechos, sin eufemismos, sin ambigüedades. A un crimen que se produce como consecuencia del abuso de la fuerza de un cónyuge sobre el otro, se le puede llamar como se quiera: de género, de sexo, de …; pero lo que realmente es, es un crimen de violencia en el entorno familiar ¿o no? Qué es lo que hay que rectificar entonces.

Ladran, luego cabalgamos. Y esto es así, lo diga quien lo diga, funcionarios de la ONU incluídos, que ya les cunden también las pruebas de corrupción con las que ya ni nos sorprenden. Otros que también tienen que “reasignarse”. Vaya por Dios ¡qué tropa!

Y otra, esta sí más preocupante que la relacionada con el lenguaje, aunque también; aquella con la que nos hemos despertado hoy, día 28: que 314 miembros de ETA no van a poder ser juzgados por haber prescrito los delitos de los que se les podría haber acusado. Dios mío ¿es éste el sistema judicial en el que podemos confiar?

Viene esta ausencia de capacidad procesal ¿intencionada? a sumarse a la serie de sentencias con las que tanto daño se ha hecho a las víctimas del terrorismo, a la democracia y a nuestra dignidad de ciudadanos. Y esto también es así, digan lo contrario quienes quieran. Refórmense de inmediato los órganos jurisdiccionales, evitándoles toda vinculación con los partidos políticos y configúrense con criterios basados en la valía profesional de sus miembros .

No es pequeña la tarea que le espera al Sr. Ruiz Gallardón. Y al Sr. Rajoy, al que le atribuimos convicciones muy próximas a las que nosotros expresamos. Mucho valor le va a hacer falta para darles satisfacción, y firmeza, y paciencia para sortear los obstáculos, que los tendrá y muchísimos. Pero que sepa que en pos de ellas, nos tiene a su lado.

Salve, querido amigo, y no es ninguna “inocentada”.
Balseiro, Manuel
Balseiro, Manuel


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