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Señales del más allá

jueves, 01 de diciembre de 2011
No he podido resistir la tentación de volver a hablar sobre la comunicacion con personas desaparecidas ya que a través de varios correos he visto que preocupa saber si es verdad que nos comunicamos con nuestros seres queridos ya fallecidos.

La respuesta es un sí rotundo. Nuestros seres queridos que ya han fallecido, mandan mensajes y señales que si tenemos una actitud abierta podremos ser capaces de percibir con más o menos claridad.

Comprendo que a veces resulta complicado creen en ello y cuando sentimos que sus presencias están junto a nosotros, la mente es la primera en lanzar una señal gigantesca de alerta, ¿qué pasa aquí, estoy loca? ¿es tal mi deseo de sentirles que lo imagino? Y como éstas, surgen miles de preguntas que nos bombardean y preocupan. Indudablemente, es básico y fundamental ser realistas y tener los pies bien aferrados al suelo.
He pensado que estaría bien, hablar sobre dos de las maneras más comunes que no únicas, en que se manifiestan nuestros seres queridos tras su fallecimiento, como son los aromas y los sueños.

A lo largo de mi vida, he vivido y escuchado muchas historias en las que los seres que se han ido, han establecido contacto con sus familiares, amigos o allegados. Los motivos de estas comunicaciones son varios: despedirse, saludar, avisar e informar sobre un tema, dar información...

Podemos notar su presencia al oler su perfume, el aroma que les identificaba. Normalmente el olor aparece brevemente apenas dura unos segundos, lo suficiente como para reconocerlo y asociarlo a la persona que se ha ido.

Pondré un ejemplo que me ha pasado a mi. Mi abuelo falleció hace más de veinte años y usaba una colonia que ahora apenas se utiliza. Hace unas semanas estaba en la calle pensando en mis cosas cuando de repente olí un aroma inconfundible para mí.

Pensé en mi abuelo y sentí que me hacía saber que estaba conmigo. Pero por si acaso, preferí comprobar que no me había equivocado, así que miré a mi alrededor por si me había cruzado con alguien que usara la misma colonia. No me había cruzado con ninguna persona y no había nadie a mi alrededor. No era la primera vez que me pasaba y sospecho que tampoco será la última. Lo divertido es que nunca se cuándo volverá a ocurrir ni en que lugar ni momento. Pero cuando lo sienta, sabré que está conmigo.

Otras veces aparecen en nuestros sueños. Les podemos ver, nos cuentan cómo se encuentran, si están bien, si son felices; en otras, suelen despedirse si no han tenido la oportunidad de hacerlo antes, y también nos pueden dar alguna información avisándonos sobre algo que desconocemos, que necesitamos saber y puede llegar a ocurrir.

La comunicación con nuestros seres es más habitual de lo que mucha gente piensa. La mayoría de estos contactos son agradables, tranquilizadores y dejan mucha paz en nosotros; y ayudan a tener otra visión de la vida y la muerte.
Aurensanz, María Eugenia
Aurensanz, María Eugenia


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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