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Reencarnación

martes, 08 de noviembre de 2011
Creo en la reencarnación. Creo que somos almas viajeras; almas que deciden cuándo quieren aprender, y eligen cuál es el mejor momento para cumplir sus objetivos y para ello qué mejor que encarnar en la tierra.
Somos Amor, chispa divina; y al encarnarnos, nos convertimos también en humanos. Desde esta perspectiva humana, es posible el aprendizaje, que nos llevará a avanzar y crecer, llevándonos de nuevo al principio, al origen, al Amor.
Para aprender, es necesario vivir distintas situaciones y experiencias. Éstas pueden ser agradables o desagradables; no es lo mismo, ser un asesino múltiple, un comerciante de vinos, una bailarina, una campesina, una reina, un monje, un soldado, un científico; ni tampoco son iguales, las circunstancias que nos rodean y nos llevan a vivir cada vida.
Al encarnar venimos con una misión, y la vida se encargará de ponernos las herramientas idóneas para llevarla a cabo. Podemos venir a aprender lo que significa el amor incondicional, el dolor, la pobreza, la tristeza, la locura, la enfermedad, la generosidad, etc. Para ello, nos encontraremos con las personas, lugares, situaciones y circunstancias adecuadas que nos ayuden a poder realizar esta misión. El que lo consigamos o no, se verá después; y como en el colegio, lo que no aprendemos ahora, toca recuperarlo o repetir curso; en este caso, sería volver a la vida para vivir de nuevo las mismas situaciones hasta que consigamos superarlas.
Por ejemplo, es posible, que en una vida hayamos tenido una existencia plácida, recogida, de estudio y elijamos vivir lo contrario en la siguiente, ser los más vividores del mundo, playboys, yendo de fiesta en fiesta, rodeados de personas; en otra, podríamos vivir el término medio; en una tercera, salir sin llamar la atención, vivir discretamente y pasarlo bien con un grupo de amigos, etc.;y así, hasta completar todas las facetas que conllevara este aprendizaje.
Algunas corrientes filosóficas, especialmente las orientales, creen que vivir estos extremos o aspectos, es karma. Prefiero pensar que lo que vivimos ahora depende de nosotros, del libre albedrío que nos permite decidir si queremos vivirlo de una manera u otra. Si fuera karma, apenas habría espacio para la responsabilidad, estaríamos destinados a vivir una serie de acontecimientos, sin que quedara espacio para poder decidir.
Existen varias maneras de poder acceder a nuestras vidas pasadas. Desde regresiones, a vivir retazos espontáneos, recurrir a los archivos akhásicos, videncia, canalizaciones, visualizaciones, etc.
He tenido varias imágenes de retazos de vidas. Nunca me he visto como reina, ni faraona, ni general de un ejército. Muchas veces me he preguntado para qué me ha servido verlas; y la respuesta a la que he llegado, es que gracias a vivir todos estos procesos, algunos recordados y la mayoría no, me he convertido en quién soy ahora y puedo distinguir un dolor, un abandono, una alegria... También enfoco la vida como lo que es, una escuela, un lugar en el que aprender, y relativizo las angustias, las alegrías; porque lo que es hoy, no lo será mañana, como no lo fue ayer.
Quedan aún muchas vidas por salir a flote y seguramente no lo harán. Pienso que aparecen aquellas que por algún motivo, tienen relación con la vida actual, y nos permitan trabajar y limpiar aspectos ya superados.
El creer en la reencarnación no me exime de mi responsabilidad total con esta vida, que es la que tengo. Me dedico a ella plenamente y feliz, es mi momento de aprender, de luchar, de crecer, de vivir, de comprometerme. El hecho de saber que he vivido otras vidas, vendría a ser como un plus. Es una información extra. Está ahí, pero nada más.
Aurensanz, María Eugenia
Aurensanz, María Eugenia


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