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0,83 €

jueves, 27 de octubre de 2011
0´83 euros, algo más de lo que cuesta un café en el argot zapateril, es lo que recibirán, según publica el Boletín Oficial del Estado, los partidos políticos que obtengan representación parlamentaria por cada uno de los votos emitidos a su favor en las próximas elecciones generales del 20 de Noviembre. A esto hay que añadir los 21.633´33 euros que percibirán dichas formaciones por cada escaño obtenido en el Congreso de los Diputados. Por su parte, cada voto al Senado, esa institución a la que todos consideran inútil pero, eso sí, sólo durante la campaña electoral, será premiado con 0´33 euros y además cada formación política contará con 0´22 euros extras por votante para gastos de correo y propaganda electoral.

Visto así, no parece que las citadas cifras tengan relevancia alguna pero, y ciñéndonos al caso concreto del Congreso, llama la atención que la cantidad actual de 0´83 euros se haya visto incrementada, (pese a estar atravesando la “peor crisis económica de nuestra historia”, que ha provocado recortes generalizados en todas las partidas presupuestarias), en 4 céntimos respecto a la cantidad recibida en las anteriores elecciones generales de 2008, la cual ya se había visto incrementada en 10 céntimos respecto a la de las elecciones generales anteriores. Por su parte, la cantidad asignada por cada escaño obtenido en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo se ha visto incrementada en casi 500 euros respecto a las elecciones anteriores (21.633´33 euros por Diputado frente a los 21.167´64 euros de 2008). No hay mucho que objetar a estas cantidades, al fin y al cabo, era previsible que con la caída de las concesiones, especialmente en lo que se refiere a obra pública, también se verían mermadas las “comisiones” para “el partido” y, consecuentemente, será mucho más complicado recaudar fondos en turbias entrevistas de “gasolinera” o en “trajes” a medida.

Al parecer, y las cifras hablan por si solas, las medidas de ahorro y austeridad que tanto propugnan de un tiempo a esta parte todos los cargos públicos, ya han comenzado antes de las elecciones, pero no parece que sea precisamente en los presupuestos que afectan a su propio gasto por donde los gobernantes hayan empezado a meter la tijera. Las promesas actuales, formuladas en campaña, encaminadas a reducir el gasto, tales como la reducción del número total de “políticos”, lo que traducido es, de personas que viven a costa de la política, o la desaparición de algunas instituciones (Diputaciones, Senado, Ayuntamientos, etc.), son únicamente una muestra del embelesamiento que forma parte de la campaña electoral.

Cuando pasen las elecciones seguramente acontecerá lo que reza el sabio refrán; “de lo dicho al hecho irá un trecho”.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


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