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Que me quiten lo bailao

jueves, 13 de octubre de 2011
La noche del pasado martes y como colofón a unas devaluadas fiestas de San Froilán, (la crisis no respeta a nadie), tuvo lugar en Lugo un concierto a cargo de Lucía Pérez, nuestra flamante cantante eurovisiva. Magnífica voz y absoluta entrega en el escenario, que encandiló a la muchedumbre asistente. Dicha actuación tuvo, como broche de oro, faltaría más, la interpretación de la canción que la llevó a Eurovisión y a la fama: “que me quiten lo bailao”.

En este tiempo preelectoral que nos toca vivir, en el que los políticos de todos los partidos andan a la caza de consignas que atraigan la atención de los votantes, (los que no tienen derecho a voto están fuera de la película), y en los que se presume que las políticas venideras deberán estar basadas en el consenso más que en la imposición, ¿que mejor manera de comenzar esta andadura que consensuando un mismo slogan electoral para todos los partidos?: “que me quiten lo bailao”.

Cuando la economía española se hunde, cuando la solidaridad interterritorial es una utopía, cuando la sanidad pública amenaza con ser inviable en un futuro próximo, cuando la educación o la Justicia están infectadas hasta las entrañas por el poder político, cuando todo el entramado de protección social corre un serio riesgo de desaparición, etc. y todo ello gracias a la incansable labor de una generación de políticos cuya necedad e irresponsabilidad no conocen límites, que mejor colofón que concurrir ante el electorado el próximo 20N, todos como una piña, con una imagen de unidad sin precedentes, unidos como la gran familia que son, bajo una misma leyenda: “que me quiten lo bailao”.

Mientras la nave española, y con ella las esperanzas e ilusiones de millones de ciudadanos, se hunde, se me antoja que resultaría entrañable ver a Rubalcaba y a Rajoy, ambos vividores de la política desde su más tierna infancia, unidos bajo ese mismo hilo conductor: “que me quiten lo bailao”. Más entrañable todavía resultará ver, bajo ese mismo slogan y esa misma filosofía de vida, a don José Mª Barreda, el incansable trabajador que una vez arruinada e hipotecada para varios lustros la comunidad de Castilla-La Mancha que gobernó durante los últimos años, encabezará, sin el menor rubor, la lista al Congreso por Ciudad Real, o a don Alberto Ruiz Gallardón y a su segundo en el puente de mando del ayuntamiento de Madrid, el señor Cobo, que una vez endeudado hasta los últimos días de nuestros biznietos, concurrirán en las listas del Congreso por Madrid y Segovia, (“que me quiten lo bailao”), o a don José Blanco, un portento de vitalidad y entrega, que según su propio jefe de filas, Rubalcaba, se dedica a trabajar las 24 horas del día, (no hay duda de que sus sospechosas entrevistas nocturnas en las gasolineras forman parte de este trabajo intensivo), que también encabezará la lista al Congreso por Lugo, un honor que sin duda los lugueses no se merecen, o del señor Chaves, ex sindicalista, ex presidente de Andalucía, ex ministro y, menos ex trabajador, ex casi todo, personaje extremadamente generoso, eso sí, con el dinero ajeno y con las empresas vinculadas a sus parientes, que ya ha manifestado que él no es de los que abandonan el barco cuando vienen mal dadas y, consecuentemente y en un acto de sacrificio personal sin precedentes, concurrirá a las próximas elecciones para apoyar a Rubalcaba y, de paso, ¡para blindarse judicialmente por si algún juez incauto decide seguir investigando el caso Matsa! Y que decir de doña Leire Pajín y de doña Bibiana Aido, mis miembras favoritas, un portento de carrera meteórica: ¡de la nada al Consejo de Ministros, vía carnet sociata!, personajes de tal nivel que no encuentro adjetivos para describirlas adecuadamente, que sin duda serán recordadas en nuestra historia democrática como se merecen, o doña Celia Villalobos, la ministra que hasta hace buena a Leire, cuya aportación más relevante en su paso por el Ministerio de Sanidad ha sido una suculenta receta para elaborar el “caldito de tuétano” y que personifica el más claro ejemplo de la política de renovación que sigue el Partido Popular, (ella también repetirá cartel por Málaga), y así un larguísimo y penoso ectcétera, en el que no deberían faltar los sindicalistas, liberados o con ganas de liberarse, los artistas cejateros, parásitos de la subvención, o determinados empresarios que tejen sus negocios, vía sobornos, a la sombra del poder político: “que les quiten lo bailao”.

Pero, de todos ellos, si a alguien echaremos en falta el 20N es a ZP, que últimamente se hace llamar Z (la omega del alfabeto griego), el fin absoluto. Zapatero no se presenta, él siempre pensó que dos legislaturas eran suficientes, y sus “colegas” socialistas prefieren que no se deje ver demasiado por los mítines, ¡el cariño idolátrico se manifiesta a veces de extrañas formas! Echaremos en falta su radiante sonrisa de novato desnortado, inconfundible reflejo de su candidez y su inconsciencia, pero dormiremos tranquilos pensando que estará en algún lugar idílico, dedicado a clasificar nubes y gozando de un multimillonario retiro, acorde con la descomunal labor realizada durante su brillante mandato, pagado por todos los desheredados españolitos a los que con tanta diligencia ha arruinado. También a él: “que le quiten lo bailao”.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


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