La crisis también afecta a las mascotas

Raro es el verano que no veamos a un perro o a un gato vagando sin rumbo por la ciudad, la carretera o abandonado en una gasolinera. El otro día pasé por una autopista donde pude observar a un perro abandonado en la mediana. Estaba aterrorizado en medio de la carretera. Su cara de pánico lo decía todo, no sabía si cruzar hacia la izquierda o la derecha, y su final con coches pasando en ambos sentidos y a gran velocidad estaba escrito.

Algunas familias sienten la necesidad de completar la familia con la llegada de una mascota. Animal que suelen comprar, en vez de adoptar, a pesar del elevado número de perros y gatos que buscan familia en los refugios. Para hacernos una idea en cifras: los ayuntamientos y protectoras de animales recogen cada día en España alrededor de 400 perros y gatos abandonados, es decir, se produce un abandono cada tres minutos y medio y van en aumento debido a la crisis económica. Los propietarios acuden a las protectoras a dejar a sus animales porque no llegan a final de mes y también porque cada vez es más habitual trasladarse de ciudad en busca de oportunidades. Una buena medida estatal para ayudar a los propietarios de las mascotas en paro sería conseguir las vacunaciones y la alimentación a precios reducidos o gratis.

También existe el caso de otras personas que adquieren una mascota para evitar a la temida soledad. Aunque mucha gente no es consciente de que los animales domésticos son seres vivos y que necesitan cuidados diarios. Tener un perro es una responsabilidad, también un gasto: alimentarlo, llevarlos al veterinario, vacunarlos, pero quien quiere una mascota debe pensarlo dos veces antes de encapricharse. Las lamentaciones no sirven de nada y es intolerable la opción del abandono. El endurecimiento de las sanciones y adquirir una acreditación para tener animales debería convertirse en un requisito primordial para adquirir una mascota y acabar con los abandonos.