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Pepiñomovil

lunes, 10 de octubre de 2011
Según ha publicado el diario El Mundo, el empresario lucense Jorge Dorribo, principal inculpado en la operación Campeón, ha implicado en la trama de corrupción que protagoniza a varios políticos gallegos, entre ellos al mismísimo Ministro de Fomento del Gobierno de España, don José Blanco. Al parecer, y según sus propias declaraciones ante la juez del caso, Dorribo compró los favores del ministro, (y diversas subvenciones para sus turbios negocios), por 400.000 euros, tras una entrevista mantenida entre ambos, dentro del coche oficial del señor Blanco, en una gasolinera de Guitiriz.

Don José Blanco goza, entre sus compañeros socialistas, de un merecido prestigio de trabajador incansable, posiblemente labrado desde sus ya lejanos tiempos de estudiante universitario, en los que pasó más de 20 años matriculado en la Facultad de Derecho, muy probablemente con la noble intención de profundizar en el conocimiento de las materias que se impartían en el primer curso de dicha disciplina; pero he de reconocer que desconocía hasta el día de hoy, que semejante afán por el trabajo le llevara a prolongar su jornada laboral hasta el punto de resolver determinados asuntos en sus desplazamientos, aprovechando su coche oficial, llegando a convertirlo en una oficina itinerante, a cielo abierto, un verdadero y genuino “Pepiñomóvil”.

No obstante, resultan altamente inquietantes, tanto las circunstancias de la entrevista (que el coche oficial de un ministro se detenga en el descampado de una gasolinera para entrevistarse con un personaje tan siniestro como el inculpado Dorribo), como las declaraciones de éste ante la juez, en las que manifiesta que el señor Blanco le dijo: “si te portas bien conmigo, yo me portaré bien contigo”. Al citado guión, con primo intermediario incluido, sólo le falta una música apropiada y la magistral dirección de Coppola, para acometer la cuarta entrega de la saga padrinesca, en la que, sin duda, Rubalcaba tendría reservado un papel estelar como artista invitado.

Por supuesto, ¡faltaría más!, el ministro niega la mayor y amenaza con querellarse; pero mucho me temo que este asunto no sea más que los entrantes de un indigesto y envenenado menú, en el que todavía faltan por llegar los platos fuertes, a saber, las inversiones del ministerio de Blanco en el nuevo puente de Lugo o en el eternamente demorado proyecto del AVE a Galicia.

El señor Blanco, aunque no lo parezca, es un significado miembro del Gobierno de España que, en ausencia de la capacitación y la competencia profesional que, en sintonía con otros miembros del gabinete, le caracterizan y salvando el derecho a la presunción de inocencia que le asiste, debería exigírsele al menos un mínimo de decencia y de compostura y….¡ni tan siquiera eso!.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


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