I - Opinión... mod(l)esta

Respetando el derecho constitucional y laboral de quienes me ayudan a publicar, previo pulido, estas opiniones, de disfrutar de, al menos, un mes de vacaciones, ¡pagadas! ¿eh?, los escritos que se publiquen ahora, provendrán, como se deducirá, del mes de agosto. Uno, a su edad, no puede ni debe perder el tiempo descansando porque ya apenas le queda. Y si en crisis económica se recomienda ahorrar, en edad avanzada está prohibido despilfarrar el tiempo. “Time is gold”, dice el súbdito de la Union Jack y el “gold” está en su valor más alto: más de 1600€ la onza, es decir, algo menos de 30 gramos. Oro, el baal del siglo XXI, el que no sólo enamora en joyas a quien las usa, sino que anula conciencias y hace olvidar la ética. Preguntar a cualquier asomado a la política.
Por cierto, que hace dos o tres días un SMS que me dirigió una de mis cerebritas colaboradoras de despedida me decía que ¡hasta el 20-N! Ignorante de que la joven esposa y bimadre fuese presa de algún delirio o alucine francófilo o falangéfilo no me di por aludido no fuese a organizar tormenta en lago calmo. Como ni veo la tele y apenas oigo la radio pues la mayoría de los gurús están ejerciendo el derecho liberal y capitalista de tomarse casi dos meses de vacaciones, hubo de ser al día siguiente cuando leí en la pluralidad interpretativa que el “Rojo de la Moncloa” había convocado elecciones para la referida data.
Salvado el riesgo inmediato de síncope creí posible ponerme a elucubrar, primero, la decisión en si, y, segundo, la originalidad de la fecha elegida. Pero, de inmediato, me surge el “trasacuerdo” (o “trasacordo”) y pienso que hay dos entes sobre los que no cabe elucubración posible: Dios en su insondable sabiduría, omnipresencia, omnisciencia, etc. y los mentecatos en su árida y desértica inanidad.
Por tanto, salvando el mayor respeto y consideración a los muertos –Dios no ha muerto- creo que aquí se ha planteado una especie de complejo de Edipo, pero al revés. Al Capitán Rodríguez Lozano, abuelo paterno del convocante, cuyo apellido, naturalmente, ostenta su nieto aunque no lo use, supongo que por veneración, respeto, adoración o latría por lo que eligió para todo uso el materno, muy venerable también, referido a un gremio que ha dado grandes figuras en momentos de crisis (ahí estuvo Segarra) y magníficos maestros de la lezna y la aguja como por ejemplo el viejo Longo, ya difunto hace muchos años, con la boca llena de puntas que iba clavando en las medias suelas o en los tacones sueltos lo que no le impedía conversar sin tragar una sola de aquellas diminutas ocupantes provisionales de su boca y contestarle al también viejo Guerrero, en aquella tertulia de rebotica trasladada a la zapatería, cuando éste último, leyendo la prensa entonaba: “El Atlanti de Madrid” era admonido por el sabio zapatero que le contestaba: “No es el Atlanti de Madrid, es el Atleti de Madrid, ese del fugól”. Más o menos como D. José Blanco antes de ir a clase con las “c” de “direto, correto, perfeto”, etc.
Dicho lo cual, creo que me he liado-¡Qué país Miquelarena!- por lo que vuelvo al granero.
Al Capitán Rodríguez Lozano, que en paz descanse, esa paz que su nieto decreta en tiempos de guerra, con lo que ha conseguido que en Afganistán hayan muerto 98 soldados españoles o hispanos en misión de paz. La paz de los muertos. Pues bien, el abuelo del “paladín de la paz” lo ordenó fusilar, según se dice, el General Franco, el cual fue ejecutado a su vez por una serie de enfermedades a cada cual peor asistidas, según dicen, de algún médico ilustre. ¡La Parka!
¿Querrá el nieto, si pierde el PSOE las elecciones, atribuirlo a un Golpe de Estado del ordenante de la muerte de su abuelo? O, con golpe o sin él, darle un corte de mangas por no haber podido expulsarlo del Valle de los Caídos que tanto ama?
Ahí queda la cuestión.