Innumerables veces hemos escuchado eso de "No es cómo vaya uno conduciendo, más bien cómo van los demás". Y qué verdad es. Si nos fijamos en los coches que pasan mientras esperamos a cruzar una calle cualquiera existe una alta probabilidad de ver a más de un conductor irresponsable hablando por el móvil. Acciones supuestamente prohibidas, pero que independientemente del
tipo de coche o de la edad del conductor se sigue infringiendo la ley a diario.
Muchas veces nos preguntamos qué falla o cuál es el motivo real por el cual se incumple la ley. Aunque es probable que siempre uno acabe llegando a las mismas conclusiones: falta de concienciación y que la multa, es decir, lo que le duele al conductor, no son excesivamente elevadas para lo que pueda
conllevar tal irresponsabilidad. En muchas ocasiones la mente humana trata de justificarse diciendo: "Si es solamente un segundo". Un segundo donde una distracción puede resultar catastrófica.
Los datos son claros. En 2010 el 39% de las muertes de tráfico se debieron a distracciones al volante por lo que una buena medida sería elevar las multas a los conductores que hablen por el móvil para evitar accidentes y que por ley todos los coches salieran al mercado con manos libres. Cuando una persona habla por el móvil necesita una mano libre para sujetarlo. Otras veces apoya el dispositivo electrónico sobre el hombre inclinando la
cabeza, es decir, está más pendiente de que no se le caiga el móvil que de la carretera. Además de no mantener la velocidad constante o la distancia de seguridad suficiente con el vehículo que circula delante reduciéndose el tiempo de reacción ante cualquier imprevisto. Hechos que no se entienden que sigan ocurriendo cuando la ley lo prohíbe. Tráfico recuerda a los conductores "despistados" que hablar por teléfono mientras se conduce
multiplica por cuatro el riesgo de sufrir un accidente.
