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La imaginación al poder

martes, 09 de agosto de 2011
Viejo grito del 68 que viene a cuenta en momentos de parálisis ante una crisis en la que nadie hace nada, ni para salir, ni para tomar el mando d la situación y reconducir las alternativas, predicando con ideas imaginativas, quizá por la falta de preparación de unos dirigentes poco instruidos e instalados en la Edad Media de las tinieblas, poltronas y parquedad de miras, más allá de comprobar si les han ingresado “su nómina” a final de cada mes.
En el 2001, los sesudos y circunspectos miembros de la burguesía bilbaína, no sabían qué hacer con el magnífico Museo Guggenheim, una vez que las Diputaciones Forales, competentes en materia de Cultura, les negaron la obra patrimonial que atesoraban sus Museos Forales, con lo que su idea de Museo Nacional Vasco, al estilo Cataluña, se les fue al garete.
Tenían un gran continente en las proximidades de Deusto. Una obra genial en titanio, del arquitecto Frank Gehry, pero no sabían cuál podía ser el contenido. Y la necesidad hizo virtud, en forma de ruptura de moldes. Primero fue una exposición de motos Harley Davidson, y el colmo, una extraordinaria muestra que recorría la obra del gran diseñador Giorgio Armani.
Recuerdo, la discusión. ¿Cómo es posible que un modisto pise el sacrosanto espacio de las artes plásticas? A partir de ahí, ya nada fue igual. Quedó demostrado que la alta costura tenía todos los aditamentos de las bellas artes, y que el éxito de la exposición aseguraba a tales eventos, un público tan numeroso y selecto como cualquier otra colección de escultura o pinacoteca.
Los vascos, que son emprendedores por naturaleza, de inmediato, organizaron una muestra de Balenciaga, su diseñador de Guetaria, en el Kursaal.
Fuimos a verla, Juanito Lomarti, escultor, Xoán Guerreiro, pintor, y este que suscribe, en aquel momento miembro del Gobierno Foral de Alava. Sostuvimos una interesantísima tertulia con la comisaria de la exposición que llevaba por título “De París a San Sebastián”. Para mis compañeros, aquello era casi una herejía, no podían consentir lo que estaba pasando en Arco con la fotografía, para tolerar que un museo fuera ocupado por la moda.
Más adelante, con mi amigo Modesto Lomba, traté de conocer a fondo el entramado económico y social de la moda y descubrí, que en Italia, tal actividad económica tenía más fuerza en el PIB que la propia industria del automóvil, razón por la que luché por instauran un máster de la moda en el campus de la Universidad Pública Vasca en Vitoria.
Hace unos días, en Guetaría, acaban de inaugurar el Museo dedicado a Cristóbal Balenciaga. Me llaman la atención tres hechos. Su nacimiento casi coincide con el cierre del Museo de Chillida. La comisario de la Exposición es la tercera hija de Javier Arzalluz, que nunca tuvo nada que ver con la moda, ya que es licenciada en Ciencias Políticas, pero que es alumna de la Universidad de Deusto. Y que a pesar del precio de la entrada (45 Euros), está lleno y hay que pedir con tiempo para poder ir a verlo.
No estaría de más que pensaran nuestros dirigentes en soluciones imaginativas, sin complejos, máxime cuando no saben qué hacer con la ciudad de la Cultura en Compostela, o seguimos perdiendo el tiempo en gastar el dinero en fiestas con orquestas espectáculo que cuestan de los tres a los cuatro millones de las antiguas pesetas y disponemos de un hermoso patrimonio con nombres y apellidos, que debemos y podemos presentar en público, si nos lo proponemos, con rigor y profesionalidad.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


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