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ZP: Epílogo y balance

viernes, 05 de agosto de 2011
Una vez anunciada la convocatoria de elecciones generales para el próximo 20 de Noviembre, parece el momento apropiado para hacer balance de una gestión de gobierno, (por llamarle de alguna manera), que tuvo su prólogo en el gesto despectivo hacia el pueblo norteamericano con la sentada al paso de su bandera en el desfile de las Fuerzas Armadas, que se inició con la manipulación de los atentados terroristas del 11 M madrileño y que concluye con España al borde de la quiebra y del rescate económico.

Entremedias, una política disparatada, errática, sin guión y sin sentido, fruto inequívoco del nivel intelectual y ético de los personajes encargados de llevarla a término, que se inició con la retirada de nuestras tropas de Irak para a continuación, corregidas y aumentadas, enviarlas a Afganistán; la abolición del Plan Hidrológico Nacional, (ambiciosa apuesta del gobierno de Aznar para resolver la problemática del agua); el reparto del patrimonio, por aquel entonces boyante, para contentar a tirios y troyanos, empezando por los nacionalistas y concluyendo por todos aquellos grupos de potenciales votantes socialistas y el despilfarro, como línea maestra de la política económica. Esta política surrealista tuvo su punto álgido en la aprobación de leyes tan absurdas como la ley de paridad o la rendición del Estado ante el terrorismo etarra, que son sólo alguna de las perlas que nos dejan para la historia el personaje y su “equipo de galácticos”.

Como dice Richard M. Weaver, “las catástrofes de nuestro tiempo son el resultado, no de la casualidad, sino de decisiones poco sabias” o, dicho de otra manera y en bable, “donde no hay matu no hay patatu”. Por tanto, era previsible y evidente que allí donde no hay conocimiento ni formación tampoco puede haber, en consecuencia lógica, ni sabiduría ni prudencia para la toma de decisiones.

Las consecuencias, demoledoras: cinco millones de parados, la ruina económica del Estado, la reaparición del enfrentamiento ancestral entre las dos españas, el desmembramiento del estado autonómico y el absoluto descrédito internacional de nuestro país. Un balance inevitable cuando los dirigentes hacen de la estupidez un activo político.

A la vista de los resultados, se plantean algunas preguntas que resultan inexcusables: ¿Cómo es posible que un país, con la historia y el peso en la esfera internacional como el nuestro, pueda caer en manos de individuos de tan bajo nivel intelectual y ético?, ¿cómo es posible que un partido como el PSOE, con la tradición histórica y la militancia que lo respaldan, pueda estar dirigido por individuos de tan bajo perfil profesional y político?, ¿dónde está la masa gris que, sin duda, existe entre su militancia y a la que parece no importarle lo más mínimo lo que ocurre ni con su partido ni con su país?.

De estas preguntas se deducen varias conclusiones, que no dejan de ser altamente inquietantes y, de ellas, quizás la más importante es la certeza de que algo grave ocurre en nuestro engranaje electoral cuando se permite que los equipos dirigentes de los distintos partidos, a priori destinados a gobernar España, son cada vez más mediocres y con un nivel intelectual, profesional y político que causan vergüenza ajena.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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