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Me lo dijo Pérez

jueves, 14 de julio de 2011
Anda pregonando el flamante y recién proclamado candidato Pérez, que “ya se ve la luz al final del túnel” y “que conoce la solución para resolver el problema del paro en España”. Todo un ejercicio de optimismo “interplanetario”, que no hace otra cosa que ignorar la cruda realidad que nos aterroriza.
Al margen de las legitimidad de las promesas y de las ilusiones que tratan de transmitir todos los candidatos a sus potenciales votantes, no tengo la menor duda y, tanto su fisonomía como su lenguaje corporal así lo expresan, que el candidato Pérez representa como nadie la viva imagen de la alegría, el optimismo y la esperanza en el futuro que despierta el socialismo patrio entre sus varios millones de simpatizantes. Los cinco millones de parados y las más de 300.000 familias desahuciadas de sus viviendas desde que comenzó la crisis hipotecaria son un claro ejemplo de la eficacia del gobierno que tan brillantemente vicepresidió su señoría. Eso por no mencionar el absoluto descrédito internacional, tanto político como económico, que padece nuestro país desde que don Alfredo y sus colegas están al frente del gobierno.
Por otra parte, resulta altamente preocupante que el Partido Socialista se muestre, convencido y resignado a la vez, de que su mayor activo electoral sea don Alfredo. Al fin y al cabo, Rubalcaba representa como nadie los valores más arraigados en el ideario socialista. Sus papeles como portavoz del Gobierno de los GAL y su empeño en facilitar la entrada de los simpatizantes de ETA en las instituciones democráticas dan claras muestras de ello. ¡Todo un soplo de aire fresco para renovar la rancia, aburrida y mediocre política nacional, a la vez que un revulsivo sin paliativos para mejorar la confianza de los españoles en su clase gobernante!
Las cándidas promesas formuladas por don Alfredo son, en definitiva, historias para ciudadanos que todavía gastan dientes de leche; historias que, para aquellos que hace ya décadas que dejamos de creer en el ratoncito Pérez, pero que, por el contrario, si creemos, y nos escandalizamos, con los “faisanes” y demás tramas oscuras urdidas desde las alcantarillas del Estado, resultan excesivamente ingenuas e infantiles como para otorgarles la más mínima credibilidad.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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