Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Gerontocracia cubana

lunes, 09 de mayo de 2011
El pasado 19 de abril de 2011, el nuevo primer secretario del Partido Comunista cubano, Raúl Castro, de 79 años, sucedió en este cargo a su hermano Fidel, de 84. Se consuma así la gerontocracia cubana, insólita por lo que dura.

En realidad, ya hacía cuatro años que Raúl venía desempeñando esta función por imposibilidad física del fundador del régimen, avejentado y enfermo, con dificultad incluso para andar, según las agencias internacionales de noticias. En el acto de sucesión en La Habana, el otrora facundo tribuno desbordante de verbo impetuoso, cuyos discursos duraban horas, permaneció mudo. Todo tiene su fin. Sucedió en la clausura del VI Congreso del Partido Comunista, catorce largos años después del precedente como si no hubiera nada que tratar, y nos da pie a nosotros en estos momentos para volver la vista a Cuba, a su democracia popular de partido único y falta de libertades, así como a su situación siempre crítica, asfixiada, con un modelo que no funciona. Se enfrenta en esta coyuntura a la necesidad acuciante de hacer reformas económicas si quiere salvarse en los procelosos tiempos que corren y no zozobrar en medio de una crisis generalizada que viene a sumarse a su crisis endémica.

Ambos valetudinarios hermanos, de apellido y padre gallegos - Fidel con un carisma incuestionable, Raúl como ministro de las Fuerzas Armadas- dominaron la vida política de Cuba desde hace cuatro décadas dirigiendo con mano férrea a varias generaciones de cubanos.

Hoy, como antaño, siguen siendo los mascarones de proa emblemáticos de la Revolución que se inició en la Sierra Maestra y derrocó en 1959 al tirano Fulgencio Batista, quien se refugió y murió en Marbella en la época de Franco. Hace mucho tiempo de eso pero quedan aún en vida, como los restos del naufragio, muchos longevos revolucionarios de aquella lejana efemérides, como José Ramón Machado Ventura, de 80 años, encarnación de la fidelidad castrista pura y dura que ha sido nombrado ahora vice secretario del Partido y vicepresidente para apretar bien las tuercas en este difícil fin de reino, como una demostración de que Raúl sólo confía en los de la primera hora. Tanto es así que redujo el núcleo duro del Buró Político a 15 miembros, la mayoría generales de toda confianza. ¡Cierren filas! La gerontocracia y la lealtad son condición sine qua non en la Cuba actual. Las fotos del duumvirato de los dos vetustos Castro aparecen ahora en los periódicos occidentales junto con titulares que sugieren que podría haber cambios económicos en la dictadura más antigua del Nuevo Continente: ya era hora después de medio siglo. Pero los autócratas descartan las reformas políticas, tienen miedo a abrir la mano. Tan solo hubo una concesión por mor de la edad, Fidel se ha retirado de la primera línea quedando como un oráculo que aconseja desde la retaguardia en su blog.

En puridad, Raúl Castro intentaría la cuadratura del círculo, hacer cohabitar economía planificada y mercado, favorecer la iniciativa privada… y además todo ello estrechamente vigilado por la vieja guardia. Sin ir más lejos, la reforma económica, que sería imprescindible para sobrevivir, llamada oficialmente con un eufemismo “actualización del modelo”, constituye por el momento un enigma. Aunque sean cambios pequeños y a regañadientes, ¿es susceptible de reforma el castrismo?

Los opositores cubanos que se expresan en la prensa española son escépticos, comentan que Raúl Castro se limitó a criticar a los burócratas del régimen y no dijo nada sobre las restricciones legales para entrar y salir del país o acerca de permitir profesiones por cuenta propia o de acabar con la incongruente dualidad monetaria peso-dólar…

Cuba siempre me produce una miscelánea de sentimientos contradictorios. Primero, la Revolución, que coincidió con mi juventud, y que originó en sus principios la gran esperanza de que podrían cambiar las cosas, obviamente en Cuba pero también en América Latina.

Segundo, lo sucedido en la isla es un caso aparte, produce simpatía por escenificar el enfrentamiento de David contra Goliat, un pequeño país de 110.860 km2 frente a un ciclópeo Estados Unidos hostil que lo tiene bloqueado durante años esperando a que caiga como una fruta madura, sin importarle lo más mínimo el sufrimiento de la población.

Tercero, la revolución de Castro es una experiencia fracasada por demasiada rigidez; muchos años después, el régimen continúa y los cambios tantas veces prometidos y nunca cumplidos no han servido ni siquiera para subvenir a las primeras necesidades de los 11.250.000 cubanos, que malviven en la escasez.

Cuarto, No obstante la alfabetización y la enseñanza a todos los nivelas en la República de Cuba son superiores a muchos otros países del entorno.

Quinto, ¿Ha merecido la pena mantener a una sociedad en la precariedad durante años sólo para probar que la revolución tiene razón.

Sexto, a pesar de las dificultades el carácter el pueblo cubano es despreocupado y alegre.

Séptimo, abandonado por Rusia desde la época de Gorbachov, dejado a la buena de Dios por China, este autodenominado estado socialista ya no tiene hoy en día clavo ardiendo al que agarrarse. La única salida que le queda, como a los enfermos terminales, consiste en dejar que se vaya consumiendo.

Poniéndose la venda antes que la herida, Raúl Castro ha reducido los mandatos de los altos cargos políticos, incluido él mismo, a dos periodos de cinco años. Él tiene 79, en una década tendrá 89. Parece el principio del fin.
Acuña, Ramón Luis
Acuña, Ramón Luis


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES