Nuestros abuelos trabajaban para poder dar a sus hijos, es decir, a nuestros padres, la mejor educación posible. El fin no era otro que estudiar una carrera para poder hacerse un hueco en el mundo de las oportunidades. La frase más típica era: "Estudia hijo, estudia para ser una persona de provecho".
Ahora existe el efecto bumerán, ya que tanto estudiar y tanto prepararse ha significado un exceso de titulados y una carencia de puestos de trabajo. La crisis ha provocado, aunque resulte paradójico, que la gente cualificada que tendía a adornar el currículo, ahora haga todo lo contrario para sobrevivir con trabajos que no requieren ninguna preparación. Si pueden obviar que son licenciados, esto se omite, ya que un buen currículo es una desventaja.
Últimamente resulta habitual leer o escuchar que cada vez más jóvenes licenciados abandonan España en busca de un trabajo digno o mejores oportunidades salariales. Las repercusiones de esta fuga masiva de españoles preparados, a medio y corto plazo serán incalculables. Cuando la crisis finalice y se necesiten profesionales con experiencia no los habrá, y los que se marcharon no querrán regresar.
En la búsqueda de trabajo cada vez es más habitual que las pruebas de selección se realicen en inglés. Incluso para puestos que no requieren idiomas, ante la fuerte competencia, el desconocimiento de alguna lengua sirve como descarte. Sin embargo me pregunto qué pasaría si contestásemos en una entrevista de trabajo lo que respondió nuestro presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero a una periodista inglesa: "Hablo solo español". Así va el país.
