Elegía por la muerte de Francisco de Fientosa (Francisco Vega Ceide)

Silencio. Muerte y silencio.
Murió Paco, el poeta.
Su cuerpo quedó tendido
lonxe da terra chairega.
Que se acallen las campanas.
Que su bronce no haga ruido.
Que las ranas en las charcas
ahoguen tristes gemidos.
Que silencie el son del viento.
Que el Azúmara quede quieto.
Que sólo el molino viejo
llore al poeta muerto.
"Molinera, molinera
la de los ojos de lino"
nadie hilará tus canciones
si Paco no está contigo.
Molinera, molinera,
no muelas el rubio trigo.
No hay quien te cante, mozuela,
aquellos versos sentidos.
Al alba, el quechemarín
partió del puerto ese día.
Un manto de sombra y muerte
lo envolvió desde la orilla.
¿A dónde el barco irá
por esas aguas umbrías?
Va tras estrellas de sueños;
estrellas y luna fría.
En las piedras de la calle
del Madrid rojo de sangre,
la muerte llevó al marino
y a su barco, por los mares.
Mares y océanos verdes
como el verde de Galicia.
A tu tierra tan amada
volverás, Paco, un día.


Elsa Vega Aguilá. Mendoza (Argentina)