Día de héroes

Transcurría la madrugada española del 13 de septiembre, tras el largo puente del Pilar en España, pendientes del ansiado rescate de los 33 mineros atrapados bajo tierra en el yacimiento San José, en el desierto de Atacama, el más seco de todo el planeta, en la región de Antofagasta, al norte de Chile.

El rescate es lento, pausado, pero seguro.
La emoción, el suspense y hasta el morbo estan asegurados.
Tiene todos los ingredientes de una telenovela, "teleserie chilena": suspense, acción, emoción, amor, desamor, tragedía, llanto y júbilo.
Cada minero tiene sus 55 minutos de protagonismo, que es lo que dura su rescate para salir de las entrañas de las rocas y poder ver la luz del sol.
Nos esperan 48 horas de desafío puro y duro contra la naturaleza; instantes para el triunfo de la técnica y, sobre todo, momentos para la victoria de la vida; para la gloria y el éxito de la supervivencia.
Horas de pura adrenalina, de periodismo directo, reporterismo in situ para una audiencia ávida y eufórica que esperemos obtenga su premio por tanta entrega y esperanza
acumulada.

Sesenta y nueve días que han dado para contar muchas historias, sobre todo humanas.
La vida de los 33 mineros atrapados, desde el fatídico 5 de agosto, a más de seiscientos metros de profundidad, en una mina de oro y cobre, propiedad de la minera chilena San Esteban.
La vida y milagros de muchas vidas.
Las hazañas de todo un verdadero rescate que pasará a la historia.
Un rescate, en definitiva, hecho por héroes para héroes.
Un día de héroes por la resistencia de estos mineros y por la pericia de sus rescatadores.
Un día de felicitaciones, congratulaciones, abrazos, lágrimas, risas... y banderas, porque la política y el Estado prima sobre lo humano.
Un verdadero día de héroes al que seguro se apunta más de uno en su afán de protagonismo, ya sea por interés político, social o económico.

Pero no olvidemos lo más importante, 33 mineros rescatados, al parecer sanos y felices. Los verdaderos protagonistas de esta historia con final feliz, que muchos tratarán de olvidar y otros no tendrán más remedio que volver a recordar al regresar a sus puestos de trabajo.
No olvidemos a los técnicos, que han hecho posible este salvamento, pues sin ellos la vida de estos mineros hubiera quedado sepultada por siempre; enterrados en vida como los antiguos esclavos egipcios, en sus tumbas, las mastabas o hipogeos, o sus
famosísimas pirámides funerarias egipcias.

Vidas rescatadas para ser revividas por sus propios protagonistas con sus familias y, seguramente, resucitadas y reavivadas en algún que otro libro, telenovela y/o filme.