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Desde Ourense con calor y todo eso

martes, 10 de agosto de 2010
Hoy, como siempre que es tarde de verano o de agosto, cae sobre Orense un demonio de grados centígrados que para qué y ustedes ya saben, estén o no estén en esta plataforma de Galicia Digital, estén o no estén en la propia ciudad de Las Burgas , o en Avión, Méjico, Los Ancares, Rías Bajas, A Mariña lucense, Compostela, Finisterre, Corrubedo, Estaca de Bares o etcétera.
Hoy, aquí, como siempre que es tarde de verano, todo está en su sitio. La canícula amiga y puntual; la siesta larga y crónica; las contraventanas y cortinas en un querquellequer de sombra y silencio procurados, mientras se escucha a Haydn o a Shakira en el USB recién cargado para uno; las calles todavía sin poner, pero ya amantes de la noche y su helado de terraza abarrotada, después; todo en su sitio, los Remedios, vencida del incendio, la Catedral y su capilla del Cristo, San Francisco, Santo Domingo, Santa Eufemia; el Miño y sus seis puentes y sus muchas termas pequeñas y sanadoras; las Burgas fervendo auga, como es fama y realidad; los Parques -San Lázaro, El Posío, La Alameda, el del Río- a esta hora solitarios pero esperando el abrazo de la noche cuando la tarde acabe y se dé el beso robado y el deseo cumplido; las muchachas acuáticas -luz y sonido siempre-alargando sus pechos inhiestos y derretidos al sol y al deseo del hombre cuando la calor aprieta y el agua está ahí, siempre. Todo está en su sitio, aquí y ahora. Las gentes, casi todas las gentes, en Samil de Vigo o en Oira o en Moterrey de Auria. Cuerpo y agua. Espíritu de urgencia solitaria o compartida. Calor de “burga” y fresco tórrido de pareja siempre antigua y siempre nueva, a cada instante, pareja eterna de Cielo y Tierra en magma perpetuo de alborozo y sosiego, de trabajo y descanso, de haber y debe, de macho y hembra, de hombre y mujer, de vida, de misterio, de ser…

Todo está aquí en su sitio y en su tiempo y uno se da cuenta -gracias, Ourense- y “las bicicletas son para el verano” y entoces, coulotte en mano o el dos piezas por valles y montañas , aprovechamos para hacer el relajante e indispensable Giro de toda vida.

Desde Ourense, con calor y así . Hoy, y como siempre que es verano. Y al fondo, todo en su sitio y a su tiempo, también un despistado afilador que aquí aún arregla sombrillas de sol y agua por una afortunada “ moneda de cobre”, que es lo que cuesta , más o menos, la felicidad original del hombre. En verano, desde Ourense con amor y con todo esto.
Mourille Feijoo, Enrique
Mourille Feijoo, Enrique


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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