Gracias a una mosca

Hace ya más de cuarenta años que un joven llamado Ralph Nader, almorzaba en un lujoso restaurante de moda en Washington, cuando de pronto al mirar la ensalada que acaban de servirle, y sin poder evitar una mueca de repugnancia, vio entre las hojas de lechuga una mosca muerta.

Nader, llamando al camarero, lanzó una colérica acusación contra la falta de higiene del restaurante, al mismo tiempo que comenta en voz alta, que las moscas muertas por los insecticidas caen a menudo en la comida, añadiendo a ésta una buena dosis de pesticida.

Así fue cómo este defensor número uno de los derechos del consumidor, voluntario y gratuito de más de doscientos millones de estadounidenses pudo servirse de una mosca para provocar una investigación del Congreso.

Desde ese momento Ralph realizará decenas de campañas y congresos para lograr un nuevo clima de preocupación por el consumidor.

Sus ideas han tenido repercusión en medios tan sorprendentes como en la industria del automóvil, al reconocer la parte de culpa que dicha industria tenía en la contaminación atmosférica.

Nader fue el primero que acusó a los fabricantes de alimentos infantiles de utilizar sustancias para dar sabor a los alimentos, que aún hoy se utilizan en muchos casos.
También arremetió contra el DDT y contra el manejo de Rayos X en malas condiciones, los televisores en color que dejaban pasar excesivas radiaciones, la falta de cinturones de seguridad en los automóviles, la obligación de fecha de caducidad en medicamentos y envases alimenticios y tantas y tantas cosas más.

En estos días en que hemos abierto dos oficinas de Consumo, una en Monforte y otra en San Cosme de Barreiros, al mismo tiempo que estrenamos asesoría jurídica en la oficina de Lugo, quiero recordad a Ralph Nader, que luchó y fue el primero en temas que hoy podemos denominar medioambientales, y que hoy, es Senador en Estados Unidos.