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Ladrones de Historia

viernes, 14 de mayo de 2010
Ladrones de Historia Imagínense como escenario el territorio nacional español.

Imagínense una guerra entre hermanos, un conde avaricioso y coleccionista de arte, mercenarios dispuestos a saquear el patrimonio de España, y españoles dispuestos a atrapar a los ladrones. La Guerra Civil Española no sólo fue sanguinaria con sus ciudadanos, fue una oportunidad única para robar lo que es de todos, nuestro patrimonio cultural.

¿Cómo vamos, consigo llamar su atención y despertar su interés? Sí, han imaginado bien; el escenario, los protagonistas y la trama esbozan la trama de una novela.

No todos los escritores tienen una oportunidad como la que me brinda Galicia Dixital para presentar una nueva criatura literaria, vaya por delante mi más emocionado agradecimiento por ello, y es un honor hacerlo desde aquí porque sé que ustedes están al otro lado.

“Ladrones de historia” es una novela especial para mí, mi segunda experiencia en este mundo mágico, y al tiempo un proyecto ambicioso.

Especial porque la idea de forjar esta historia parte del recuerdo de alguien muy querido, del abuelo que como todos los abuelos me contaba sus “batallitas”, del que me falta, gracias a Dios conservo a los otros tres. Cuando eres niño miras a tu abuelo con los ojos como platos, lo adoras, lo admiras. Creo que yo debía sentir algo parecido cuando escuchaba lo que vivió una generación que tropezó de bruces con el fusil y la guadaña. Si hablásemos de cine y no de un libro, colgaríamos inmediatamente el cartel de “basado en hechos reales”, esta frase acuñada por el mundo del celuloide encaja con lo que yo quiero contarle al lector. Todos recordamos, porque la tenemos muy reciente, la invasión de Iraq, recordarán que a las pocas horas de asaltar la capital del país, las piezas del Museo Arqueológico de Bagdag eran subastadas en internet, sabemos que esto sucede en cada conflicto bélico, y sabemos que también sucedió en el que asoló nuestras tierras. De acuerdo que una vida no puede compararse a un cuadro o a una escultura, una sola vida humana lo significa todo. No voy por ahí, ¿pero y si por saquear el patrimonio cultural de un país, se aumenta sin escrúpulos la lista de los que pierden su propia existencia? Entonces el tema cambia, una injusticia más, otro drama más.

Les hablaba de un proyecto ambicioso. Quizá lo más complicado de escribir esta novela ha sido plasmar una idea prefijada, no quería entrar para nada en las razones, causas o consecuencias de la guerra salvo en su aspecto humano. Quería desarrollar una trama policíaca, un thriller de aventuras ambientado en una época histórica, pero aprovechándola solo para ayudar al lector a seguir cronológicamente los pasos a lo que sí son hechos reales, y también a la imaginación y libertad de autor. Ahí encontré la dificultad, distanciar el escenario hasta convertir éste en secundario, y en cambio, sumergir al que lee en las aventuras de los personajes. Situar una investigación policial en la guerra civil hablando lo menos posible de la guerra civil. Ustedes juzgarán si lo he conseguido o no con “Ladrones de historia”.

Una segunda novela es apasionante, un reto que te enfrenta por una parte al éxito de la primera experiencia (“Las hijas del César” en mi caso), pero te arroja como un huracán hacia un futuro que siempre esperas con ilusión. Comienzan los viajes, las presentaciones, las firmas, el sueño de la gran pantalla; y desde luego el contacto con el lector. Es maravilloso encontrarte con alguien en una librería, alguien que ni siquiera conoces y te pide que le dediques un libro, o que te cuenta que te ha leído y lo que opina de tu trabajo, que te critica cara a cara. Es una sensación inexplicable, hermosísima.
Y como ha de ser, los primeros actos en casa, donde te arropan y sientes calor y cariño, donde te conjuras para seguir inventando historias a pesar de ser consciente de la situación extrema que atraviesan editoriales y libreros, los verdaderos magos de este mundillo, los que con su magia te llevan hasta el que pasa las páginas, el único juez que dictará sentencia.

Espero, cruzando los dedos, a que el veredicto del juez sea favorable y los lectores me arropen y ofrezcan ese aliento tan necesario. Esas primeras citas muy pronto, el 18 de mayo en la Feria del Libro de Lugo y el 30 en la de Ourense. Quizá les vea por allí, si es así, será un placer.
Núñez, Pablo
Núñez, Pablo


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