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Estamos atrapados

miércoles, 28 de abril de 2010
Si, algo grave nos está ocurriendo que sin darnos cuenta hemos quedado atrapados en una red de ruidos, que ocasiona insomnios, malestar psíquico y físico, irritabilidad y muchas veces dolor de cabeza.

Hasta tal punto, el ruido atenta contra nuestra salud que los especialistas de todo el mundo la consideran como un problema de vital importancia.

En los últimos años, al pasar España de ser un país de economía eminentemente agraria a una economía industrial, el nivel de ruido va aumentando de manera alarmante; automóviles, motos de infernal ruido, camiones, televisores, aspiradoras u otros aparatos a todo volumen, hacen que el nivel de ruido ambiental que sufrimos en nuestra ciudad aumente en una proporción enorme en decibelios por año.

Aseguran los otorrinos que un ruido superior a los 85 decibelios es desagradable, pero a partir de los 110 decibelios es peligroso, doloroso y muchas veces perjudicial para la audición.

En la actualidad hay más de cuatro millones y medio de sordos en España, muchos de ellos, víctimas del ruido laboral y urbano; otras muchas personas sufren angustia no pudiendo descansar ni los fines de semana para enfrentarse a una actividad laboral, resultando que lo que debería ser un sueño reparador se convierte en sueños cortos y sobresaltados.

Nuestro organismo es sorprendentemente adaptable a los cambios ambientales pero en los experimentos realizados hasta el día de hoy, no mostró la menor capacidad para acondicionarse al ruido y así tenemos a jóvenes con treinta años, con una pérdida auditiva comparable a personas con más de sesenta.

Recordemos que los niveles de ruido autorizado en zonas urbanas, están comprendidos entre 70 u 80 decibelios; el ruido que produce un camión diesel es de 90 decibelios, un taladro neumático 94 decibelios, pero un altavoz con música o voces elevadas es superior por lo regular a los 130 decibelios y llevar los cascos (altavoces) mucho tiempo puestos es enormemente peligrosos para conservar una buena audición, ¡Claro que para lo que muchas veces hay que oír….!
Iglesias Osorio, Pilar
Iglesias Osorio, Pilar


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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