Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Honra al padre

jueves, 18 de marzo de 2010
La estadounidense Sonora Smart Dodd propuso, en 1909, justo un siglo atrás, el Dia del Padre para homenajear al suyo, el mismo día del cumpleaños de este, un 19 de junio, y reconocer así su excelente labor como padre viudo, de seis hijos.
Pero no fue hasta el año 1966 cuando el presidente de los Estados Unidos, Lyndon Johnson, proclamó el tercer domingo de junio como fecha oficial para celebrar este día, extendiéndose después a casi todos los países del continente americano.
En los países de orígen católico, el Día del Padre se festeja cada 19 de Marzo, haciéndolo coinicidir con la Festividad de San José, padre de Jesús de Nazaret. 
 
Se dice que "quien es buen hijo y buen esposo llegará a ser un buen padre".
Como en todo, siempre hay excepciones pero parece un buen pensamiento.
Si razonamos esta sentencia, es cierto y lógico que, quien muestre buena educación transmitirá, con su ejemplo, buenos modales a sus propios descendientes y, por el contrario, quien se muestre cruel y canalla hará temblar su hogar y, los estudios indican que sus hijos puden llegar a reproducir, en su edad adulta, estos malos ejemplos en su ambiente social y familiar. Está desmostrado que el maltratador de género destruye a sus propios vástagos pues estos llevan sus modales en el subconsciente y lo pueden llegar a reproducir en su adolescencia y vida adulta.
En época de nuestros abuelos, la excesiva autoridad o el llamado respeto se demostraba con el tratamiento de Usted, como muestra de sumisión o admiración hacia las personas  mayores. 
Hoy día, estas manisfestaciones se han relajado para bien, aunque hemos perdido mucho respeto.
El tiempo es el único que pone a las personas en su sitio y, en el tema de hoy, todo buen padre, será reconocido.
En cambio, quien se salte las normas perderá su rol por mucho poder o autoridad que imponga.
El padre que no reconoce la labor de su esposa, ya sea fuera o dentro del hogar, aquel marido que humilla, abandona, o pega a su mujer, difícilmente aportará moral e integridad a sus hijos aunque estos se sientan amenazados o comprados interesadamente por su progenitor, cuando aún son niños o adolescentes. 
Cuando un padre respeta a sus propios padres, a sus suegros, a su esposa, hermanos y familia política, se gana el derecho a ser respetado por su propia descendencia.
Cuando deja de hacerlo, acaba solitario, huraño y ermitaño.
Quien no da, no recibe, quien respeta, será honrado por los suyos.
 
Se celebra el Día del Padre y yo quiero manifestar con orgullo que puedo honrar al mío pero, cada día me cuesta más creer que nuestros descendientes puedan hacer lo mismo, envueltos en tanta tragedía humana: maltratos, divorcios, falta de ética y la excusa del excesivo trabajo fuera del hogar. 
Hay muchos padres ejemplares pero cada día es más difícil conciliar el trabajo laboral con el familiar y, esto hace a muchos de ellos irresponsables de su propia realidad.
Hay muchos padres ejemplares y otros que se escudan en sus trabajos para deshonrar esa vida familiar.
Bastantes veces se oye que no te puedes fiar ni de tu padre, o que, madre sólo hay una y a tí te encontré en la calle, referiéndose al padre.
Me gustaría pensar que la figura del padre nunca desaparecerá, que una nueva mujer o desliz del padre no hará que sus hijos se queden huérfanos y, tal y como veo a esta sociedad, honrar a un padre será cada vez más difícil, no ya por su egoísmo sino por su huída del hogar familiar. 
 
Si uno se para en observar y escuchar a esta nueva sociedad, se puede apreciar cada día más el deterioro de la vida familiar.
Atrás quedaron esos padres que ansiaban regresar a casa y sentar en su mesa a todos sus hijos para hablar del día a día, asentar las buenas costumbres y proclamar el respeto a la familia.
Hoy día se vive muy deprisa, tanto como las carreras meteóricas de algunos padres que se pasan más tiempo viajando, reunidos o en banquetes de empresas. Ello conlleva a la desunión familiar pues, el día a día va minando la escasa convivencia familiar y de pareja.
Cada vez son más los matrimonios que se quiebran, y la mayoría de las veces, por líos de faldas entre las oficinas, mientras las fiel esposa, trabaje fuera o dentro del hogar,
atiende a su prole y a su morada pues, aún quedan muchos años para que el marido asuma el mismo rol que la esposa, a pesar de la crisis que está dejándo a muchos de ellos en casa, invirtiendo este rol.
Existe más adulterio de marido que de esposa, como existe más abuso o maltrato del hombre hacia la mujer e, inexplicablemente, cada vez está el asunto del adulterio, traición o engaño, más solícito y permisivo por el resto de sus compañeros o similares.
 
Encontrar un padre como los de antes será tarea árdua tanto para la amorosa esposa como para sus hijos y, estos, cambiarán sus costrumbres al capricho de la situación familiar. Veo sufrir y resquebrajarse muchos hogares y cada vez son menos los niños que se salvan de esta situación.
 
Da pena, mucha pena y, no es de extrañar, que él éxito empresarial esté en la construcción de geriátricos y la dirección de los mismos, como síntoma de esta epidemia social que es la rotura familiar. ¿Cómo cuidar a tus progénitores si éstos no han sabido conservar el calor, la unión y el respeto familiar?
 
Pensaba escribir un artículo más dulce, poético, un intento de oda al padre, pero no es lo que me cuenta la realidad presente.
Aún así, conozco a muchísimos padres, fieles, leales, bondadosos, alegres y padrazos, y es por ellos por los que hay que honrar en este su Día.
 
Felicidades a todos los padres que son buenos hijos y buenos esposos porque al honrar a los suyos serán también honrados por sus hijos.
 
¡FELICIDADES PAPÁ!!!
Antolín, Celia
Antolín, Celia


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES