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En un dia de enero

viernes, 05 de febrero de 2010
En un dia de enero
A Francisco Javier Mazo, artista
(Ponferrada, 30-04-53; Sigüeiro, 15-01-2010).

Retazos biográficos:
F. Javier Mazo, pintor; nació en Ponferrada en 1953. Se casó con una lucense. Dos hijos. En partes de su biografía se puede leer: “...se casa con una preciosa gallega... En Lugo sus cuadros tiene que venderlos la señora de Mazo porque a él se le deshacen las entrañas al tener que desprenderse de otro (lienzo)... La vida da vueltas y vueltas, toma caminos, muchas veces inexplicables, que no se sabe a donde conducen. De repente, la vida de F. Mazo da un gran giro, su mundo sentimental se rompe en mil pedazos, se desgarra... y va a refugiarse en una pequeña villa próxima a Compostela (Sigüeiro), en las riberas del Tambre... En Sigüeiro encuentra ese silencio que él tanto aprecia y desea, para su labor de artista, y esa paz de espíritu que tanto ansía...Queda la esencia de un lápiz que dibuja y de unos colores que abren ventanas al sueño y que regalan tranquilidad...”
De F. Mazo nos ha quedado lo perdurable; su arte.

Eras un artista genial y sigues siéndolo. Quiero que sepan los tuyos, los de tu sangre todos, que has tenido el abrazo incondicional y entregado de Chema Núñez Losada, de la Cope de Lugo. Te visitó en octubre, en tu casa de Sigüeiro, hablasteis de proyectos futuros, de tu vida, de tu obra y... ¡del agua bendita!. Tuvisteis un tiempo extraordinario. Un tiempo que has vivido a sorbos pequeños, saboreándolo. Me gustaría que supieran también, los tuyos de tu sangre, todos, que tú y yo, como nexo principal, tenemos algo en común: Chema y su palabra. Es decir, que tú, Francisco Javier, has gozado de un amigo inimaginable. De lo que no abunda.
Y dicho esto, te escribo:

¡Jo! tío, tú y yo las hemos tenido duras en un primer encuentro. En fin, una tontería que nos ha llevado a conocernos más profundamente a través del común amigo. A partir de ahí ya ha sido otra la relación brevísima, poco cultivada, pero mucho más amistosa, un poco más entrañable, más traducible, bastante más comprendida y más comprometida.
Yo nunca entendí bien lo del agua bendita. Las gotas sabias, las necesarias, las inevitables, las que te hacian orbitar por tu camino de artista singular.
Cada cual tiene sus fantasmas y cada uno los espanta según le parace mejor. Te has sumido en ausencias y soledades. Te has inoculado de creatividad, de silencio y de aguas del Río Tambre. Y de buena compañía: Chema. Has inventado, innovado; imaginado. Has trazado sueños y caminos en lienzos impresionantes en trazos de “agua bendita” a tragos impensables. Genialidades. !Genial!, amigo
Posiblemente sin poder avisar, sin poder dar recado a nadie, te has largado. Sin billete de vuelta, sin hacer el equipaje, sin pasaporte, sin tus pinceles; sin nada. Intuyo que no querías irte así, de esa manera, supongo que tan dolorosamente. ¡Sólo de pensarlo me hace daño y me lastima!.

Pero verás, Francisco Javier Mazo, artista, tú no has necesitado nada: ni lienzos, ni pinceles, ni palabras, ni siquiera una voz que te dijese adiós. Nada precisas para pintar en tu isla soñada y encontrada. Una isla bonita, sin espectros, sin broncas, sin traiciones, sin viceversas; sin una mala palabra. Pintarás en colores reales, crearás figuras con alma, bodegones insólitos, marinas llenas de mar de verdad, con barcos, arena, oleaje y playas. Y un sol que saldrá por el horizonte, en un estar de estar quieto hasta que tú le digas ¡muévete!. Construirás un barco de vela. Te harás a la mar sin fin para navegar eternas singladuras. Sentirás el beso de tu madre, María Luisa Mazo, de todos los de tu sangre, todos. No oirás ni un reproche, no percibirás ni un mal gesto, ni una ironía destemplada. Ni viceversa. Nada. Tienes la paz que necesitas y toda el agua bendita que tú quieras. Sereno y soñador, componiendo poemas de colores en lienzos inmensos, alegres, inusuales; absolutamente geniales.
En ese mar de calma, sin aduanas ni fronteras, trazas tu ruta marinera atracando en los puertos deseados, en ciudades nunca vistas, en los lugares más alucinantes. Estás como en las nubes. Y si has sido consciente de que te marchabas padeciste indebidamente.
Una gran hijoputez: “tanto sufrir para morirse uno”.
Ahora estás feliz y al cabo de la calle de todo. Ahí no existe ni el relámpago ni el trueno, ni asustan los gritos de lobos esteparios, que vagan solos, buscando un no sé qué... Te lo digo, viejo, con sus aullidos, esos lobos, realmente, lloran. Por no haber, no hay, ni existe el balar de los corderos; ni animales bravos que acometan traicioneramente, sin un mal aviso, sin posibles viceversas.
Ahí estás, ya dije, en nubes de algodón y de ternura. Y pintando, que es lo que a ti te gusta, que por algo eres artista. Además, conservas en tus mejillas los besos de tu madre, su olor a mujer buena, magnífica, para ti extraordinariamente única; el recuerdo de los tuyos, todos; de muchos amigos. Y el abrazo más amigo aún de Chema.
Disponnos un poco de “agua bendita”. Ya sabes: ni más, ni menos; lo justo. Algunos no bebemos. A los que no lo hacemos corrientemente nos sentará fatal y nos sumergiremos en una trompa impresionante. En una loca, graciosísima y migrañosa borrachera. Mejor. Al llegar al punto de perderse uno iremediablemente, perderse envuelto en lo bebido. Y sin sufrir, si ello fuera posible.
Ahora que, meditado, yo preferiría irme empapado en los colores de las obras firmadas con los trazos de F. Mazo.
Pero, ¡a saber cómo, cuándo y de qué tonta, estúpida o vulgar manera va a morirse uno!. Y me pregunto yo: ¿importa tanto, al morirse, la circunstancia?
Bueno, chico, ten, por si acaso, ese jarabe dispuesto y preparado.
Hasta la vista, artista, en el más propio y estricto sentido de la palabra escrito.

P.D.: Me he enterado de la última versión sobre tu muerte (que parece la más auténtica) y, si es cierta, me ha confortado y se me puso mejor el cuerpo despues de todo. La piedra moldurada es más humana de lo que parece. Bueno, la piedra, no; don José, el señor, el ilustrísimo caballero de Friol y algunos más de su estirpe que lo circundan.
Gzlez.Vigo, Marcial
Gzlez.Vigo, Marcial


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