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¿Año de bienes con tantas nieves?

lunes, 18 de enero de 2010
Año de nieves, bolas de nieve, es lo que nos van dejando las últimas nevadas antes que abundancia y bienes.

Poblaciones incomunicadas y escuelas desiertas; autopistas cerradas, aeropuertos colapsados y grandes atascos que transforman la blanca nieve en negra amargura.

Así terminó el año y así comenzamos el nuevo año, con grandes precipitaciones de agua y nieve que, en un principio, dejaron una bella estampa para dar paso a la hartura de un tiempo tan invernal como infernal por la gran bajada de temperaturas que España no está ni aconstumbrada ni preparada para recibir tanta nevada sin alterar el ritmo habitual de lo más cotidiano.

Se dice que, en Enero, tanto las nieves como las lluvias traen bienes y dinero por la abundancia de agua que deja para el resto del año en los pantanos y ríos, y que viene tan bien para las futuras cosechas pero, de momento, sólo la Bolsa tuvo un pequeño respiro en medio de tanta crisis económica.

Cuando la lluvia escasea, la cosecha también, por eso que, las grandes nevadas traen agua en la Primavera, con el deshielo, favoreciendo la recolección, y es cuando sí podríamos decir el popular refrán: "Año de nieves, año de bienes".

Pero, de momento, las máquinas quitanieves tardan en pasar o no dan abasto, mientras el paisaje pierde su níveo resplandeciente y pasa a un fangoso embarrado.

Lo positivo de estar en tiempo de nieves es que agradecemos el calor y las buenas compañías; los buenos pucheros y las buenas charlas junto a la chimenea; las comidas de la abuela y una calórica merienda de calentito chocolate acompañado de exquisitos manjares que con menos frío rechazaríamos por no perder la línea, si es que nos hemos podido controlar en las pasadas fiestas navideñas.

Esa agua helada que cae cristalina en forma de copos, nos pone traviesos y hace que los más atrevidos, ancianos incluídos, se revuelquen en la nieve, se deslicen por ella, hagan muñecos de nieve o bolas para tirarse los unos a los otros hasta que el gélido frío nos paraliza haciendo saltar más de una lágrima por el dolor de la quemazón en las manos al irse congelando.

La nieve es muy divertida, sólo si se está preparado.

Esperemos que este refrán popular se haga realidad y tengamos un año fructífero a pesar de tantas dificultades, la peor: el desempleo aunque la salud sea lo primero.

De momento, la tragedia nos hace dudar pues ya ha habido una catástrofe a causa de un terremoto en una isla caribeña, Haití, y el año no ha hecho más que empezar. Allí no ha nevado pero su impacto nos ha dejado a todos congelados pues los fallecidos se cuentan por miles y cualquier ayuda será poca en estos momentos tan trágicos.
Antolín, Celia
Antolín, Celia


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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