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Quisicosas (VII)

jueves, 24 de diciembre de 2009
Anoche me preguntaron:
- Oíste el discurso del Presidente Z.P. en Copenhague?
- No, no acostumbro a oírlo nunca.
- Pues ha dicho que hay muchísimos pobres y muchísimos ricos y concluyó con que “la tierra es del viento”.
- ¡Estás de coña?
- No, verídico. “la tierra es del viento”

No pude dormir. Pasé la noche pretendiendo entender, interpretar, razonar sobre la frase y concluí que había que esperar a la prensa de hoy para saber que decían los expertos y sesudos comentaristas de lo divino y de lo humano que se cuentan por docenas y escasamente alguno sabe lo que dice o al menos dice algo con sensatez.

Raramente la mayoría dá cuenta de la frase pero no hace apología de ella. No obstante hay una teoría según la cual eso tiene un origen en alguna tribu india de Norteamérica.

Se me hace muy difícil creer que el asesor presidencial redactor del discurso tras soltar la obviedad de que hay muchísimos pobres y muchísimos ricos –algunos menos-, como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia, vaya a descolgarse con una expresión proveniente de algún sioux, apache o cherokee, que, aisladamente considerada, deviene en pura vacuidad.

Yo quiero ser benevolente y, pese a las chuflas euro-americano-afro-asiáticas que tienen que brotar como cuando la foto gótica de la Casa Blanca el 23 de septiembre pasado, tengo que creer que la frase es producto de influencias que se me ocurre podrían ser -y perdón por la ocurrencia- inspiradas, por ejemplo, por Bécquer: “los suspiros son aire y van al aire….”; por el folklore galaico que le haya trasmitido Don Suso de Toro: “ven polo vento, ven polo aire”; que haya sido inspirada por el poeta Gamoneda; que se refiriese a las tierras del norte de León barridas por el viento gélido de sus montes.

Deseché, de inmediato, a San Juan de la Cruz: “pasó por estos sotos con premura y yéndolos mirando…, prendidos los dejó de su hermosura”. La laicidad del Presidente es incompatible con el verso del místico. Y, por la misma razón deseché las expresiones referidas al viento en la Biblia, libro que seguro no está en la mesa de noche de nuestro querido Presidente.

Y, en la duda de si se refirió al Siroco, al Mistral, a la Tramontana, a los Monzones, al del Norte, o al del Sur, al del Este o al del Oeste, es decir, al de Levante o al de Poniente que son los que privan en el Estrecho de Gibraltar y Marruecos, voy a tratar de dormir pensando que a lo mejor, lo que quiso decir y no remató que la tierra es de “Lo que el viento se llevó”.

Dolorosamente, no están, para agradecérselo, ni Vivian Leigh, ni Clark Gable, ni Leslie Howard, ni Olivia de Havilland. También no sabría decir si desgraciada o afortunadamente, tanto a las personas, como a las palabras, se las lleva el viento. Pero la tierra sigue pese al viento.
Goás Chao, Domingo
Goás Chao, Domingo


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