USS New York

Me da horror pensar que el buque militar USS New York, creado con siete toneladas y media de acero extraído de restos de las Torres Gemelas, pueda llevar entre sus componentes, cenizas de algunas de las tres mil personas que aquel día perecieron víctimas de los ataques terroristas del 11-S del 2001.

El navío, de 208 metros de largo, llegó el pasado día 2 de Noviembre a la costa más cercana de la ‘zona cero’ de Nueva York, lanzando ventiún cañonazos en honor a las víctimas del brutal atentado y escoltado por embarcaciones que colaboraron en el rescate, y por militares, bomberos, policías y familiares que lo avistaban desde tierra.

Este sábado será la inauguración oficial con la presencia del presidente norteamericano, Barack Obama, y después su función será navegar por los océanos trasladando marines americanos.

La intención puede ser buena, no lo dudo, pero no puedo evitar que me resulte macabro la idea de ir de un lado al otro del planeta con los restos destruídos del Word Trade Center. Quizá, una escultura quieta podría yacer en la ‘zona cero’ con esos restos, donde nunca debieron dejar de estar.

Muchas veces las cosas se hacen con la mejor de las intenciones y no se puede dar gusto a todos por igual pero, creo que no se trata de dar gusto ni placer sino de recordar una tragedia sin igual. Me conformo con pensar que los familiares estén de acuerdo pues es a ellos a quienes les incumbe más directamente.

Tal vez sea la forma más viva, desde luego sí en cauce, de tenerlos más presentes. Al fin al cabo, cuántos restos navegarán por los mares de aquellos finados cuyas cenizas han sido arrojadas por expresa voluntad.

Muchos de nosotros subimos a esas Torres Gemelas y, quién sabe, tal vez ahora, parte de nuestro espíritu viajero navegue en este buque junto a los muertos y los vivos, por los mares del planeta Tierra.