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Haciendo Agosto

martes, 18 de agosto de 2009
Desde la fundación de Roma, los romanos empezaron a contar el tiempo y elaboraron su propio calendario, de diez meses -el comienzo del año romano era en Marzo-, hasta modificarlo tanto en la duración de días de cada mes como añadiendo más meses e ir cambiándo el nombre de estos, al antojo de sus emperadores. Así, llegamos al emperador romano, Augusto Octavio, más conocido como César Augusto, quien modificó el sexto mes, Sextilis, de 29 a 31 días, dándole su nombre, Agosto, para no ser menos que su antecesor, Julio César, quien hizo lo propio con el mes de Julio, Quinctilis, al reformar el calendario romano al juliano, año 46 a. C. Con Augusto fue la primera vez que alguien "hizo su agosto", nunca mejor `hecho´, y, así, hasta nuestros días. Porque éste octavo mes del Año, ya hablamos del calendario gregoriano, reforma del Papa Gregorio XIII, año 1582, es el mes rey del verano, el mes de las vacaciones, el mes con más turistas, el mes de más veraneantes y, por ende, el mes donde los comerciantes suelen "hacer su agosto". El sector turístico hace su agosto con crisis o sin ella; para eso está la subida de precios, unos los suben por la demanda y el resto por la inercia y la sugestión de estar en crisis. Aunque nadie lo diría porque el transporte está completo y hasta las playas con bandera negra tienen su gente. La hostelería se queja de la caída del turismo extranjero y los españoles, cada vez son más, se alejan de las costas españolas hacia destinos más baratos y de lujo. Y es que, el turismo nacional siempre estuvo abandonado, siempre fue calificado de segunda y siempre relegado con menosprecio y mirado por encima del hombro frente al turismo extranjero cuyo poder adquisitivo siempre fue más fuerte y se supone que consume más. Es lo que siempre le ha gustado a la hostelería nacional, rodearse de los de fuera y mimarlos, aún en perjuicio del turismo nacional. En Agosto, el calor aprieta, las temperaturas se elevan y los precios suben como la espuma de las olas. En Agosto ¡ya no hay crisis! y, si la hubiera/ese o hubiere, esta no es para los veraneantes porque para eso lo son. Turistas forasteros del mundo mundial que saben lo que llevan cuando salen de sus casas pero nunca lo que traen cuando regresan.Con suerte, el petate o la maleta más llena, pero los bolsillos y carteras vacías.Con más suerte, la cámara y la mente llena de fantásticos recuerdos, de exquisitos encuentros, bellos atardeceres y sabrosos placeres culinarios gastronómicos e, incluso, físicos. Con menos suerte, unos cuantos kilos de más; más cuentas que pagar y la eminente vuelta a la rutina diaria del hogar y, los más afortunados -en tiempos de crisis-, a la rutina del trabajo. Porque, en Agosto, con eso de que "todo vale", vale hasta el respirar, y si no, que se lo digan a los que piden paso entre la ardiente arena de la playa para poder llegar hasta la orilla del mar y, con más suerte, disfrutar de un pedacito de ola sin que te salpique la pelotita de los recién aspirantes a tenistas o los nuevos nadadores olímpicos y, así, poder quitarte la arena que algún gracioso levantó con su patoso caminar o la cruel pericia de los inocentes niños que lanzan sus palas al mar.

Así vamos agostando Agosto y ya importa poco mirar hacia atrás porque quedan los días contados para acabar este caluroso y ajetreado mes de vacaciones, tras el que sigue otro mes no mucho menos revuelto y costoso, ya sea por las reformas estructurales en materia laboral, el inicio del curso escolar o el fin de los contratos temporales. En fin, es Agosto... pelillos a la mar!!!!
Antolín, Celia
Antolín, Celia


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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