Palabras vs Amor

El poder de las Palabras es tan inmenso como fascinante, extraordinario y, a su vez, asombroso.
Su seducción llega a ser mágica y misteriosa.
Un poder ilimitado, colosal y desmedido, sólo mensurable y acotado por el destinatario: lector u oyente.
Lástima que, en ocasiones, el receptor interprete mal sus significados cuando justo se dice lo contrario!
Es lo que suele pasar cuando se rompe cualquier relación ya sea afectiva, laboral, económica o social.
Es lo que sucede cuando se entra en crisis.
Es lo que ocurre cuando estalla la guerra.
Es lo que surge cuando se acaba el afecto.

Palabras versus Amor

El poder del Amor mueve montañas.
Es omnipotente pero, a veces, tan indomable como intangible.
Si se rinde, nos queda el verbo.
Si no se conmueve, lo empujamos con las Palabras.
Argumentamos, persuadimos con el don de la Palabra.
Si el Amor vuela, ¿las Palabras se las lleva el viento?

Palabras versus Amor

Si el Amor se marchita, siempre queda la Palabra.
Porque la Palabra escrita es eterna y su estela es imborrable.
Perdura en el tiempo, en las perennes epístolas.
En las historias que va escribiendo la vida.
En el diario de nuestras memorias que nos devuelve el recuerdo.
Si el Amor sabe de letras, el poder de las Palabras vence de nuevo.

Palabras vs Amor

Cuando el Amor da su palabra, un buril inscribe una alianza.
Labra con cincel corazones de metal.
Esculpe con el escoplo las letras de una media naranja.
Graba su nombre en un árbol y, otra vez, lo convierte en Palabra.
Si el Amor es ciego, de poco sirve razonar con Palabras.

Palabras vs Amor

El Amor no entiende de defectos.
Crece como el fuego, de sus ardientes flamas.
Si la lumbre se apaga, se acaba.
Muere con el olvido, quemado como un libro entre las llamas.
Se olvida de aquel nombre, de sus letras, de su Palabra.
Entonces es cuando el Amor mata.
Mata por su ausencia o hiere a quien ama.
Al igual que las Palabras, unas alietan, otras dañan.
Hay Palabras que se enfrentan al Amor.
Hay Palabras que matan.