El fruto de tu vientre

El fruto de tu vientre se hizo hombre
y fue crucificado, muerto y sepultado.
Al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre.

El fruto de tu vientre te hizo madre y, por tanto, inseparable.
El fruto de tu vientre te hizo fuerte y, por tanto, resistente.
El fruto de tu vientre te hizo paciente y, por tanto, tolerable.

Santa María, Madre de Dios.
Bendita entre todas las mujeres.
Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Acompañaste a tu hijo en su Calvario.
Fuíste mártir en el alma, testigo de su muerte.
Su calvario fue también tu calvario.
Su martirio, tu martirio.
Su Pasión, tu Pasión.

Una espada atravesó tu alma rota,
la misma que a Jesús crucificado le atravesó el costado.
Sufríste la pérdida de tu hijo, el fruto de tu vientre.
Insoportable el dolor delirante que te causó su muerte.
Tu martirio fue tu salvación y aquella espada,
la punzada que atravesó tu corazón.

Este vía crucis, tu pena, envuelve la Semana Santa,
la Semana de la Pasión.
Y el consuelo de la Resurrección alivia tus lágrimas,
las mismas que derramamos al sentir tu dolor de madre,
de Madre Dolorosa.

El fruto de tu vientre te hizo bendita.
El fruto de tu vientre te santificó por tus desvelos.
El fruto de tu vientre, ...te llevó a los cielos.