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Vino: Emociones y sensaciones

martes, 07 de abril de 2009
La cata del vino no solo es una búsqueda de defectos y virtudes que nos permitan clasificarlo cualitativamente en relación con otros, sino también un descubrimiento de sensaciones y emociones, tanto fisiológicas como culturales.

Por eso siempre me ha parecido empobrecedor establecer parámetros matemáticos, reducirlo a unas cifras que se le cuelgan a la botella, a la bodega, al enólogo y a la zona, y que afectan a su reputación, precio y aprecio durante bastante tiempo.

La cosas hay que tomarlas de quien vienen. Algunos jueces-catadores tienen menos categoría que el vino que enjuician, pero cuando el fenómeno se hace global y universal, se multiplican los efectos de la comunicación y sus efectos y consecuencias son preocupantes para las bodegas y el sector.

Y empezando por la dificultad para emitir este juicio imparcial pues no hay parámetros (leyes) para definir una sensación-emoción más que los subjetivos, referidos al momento y circunstancias. Por ejemplo, se habla del dolor producido por un cálculo nefrítico y se asemeja al de un parto múltiple. Un placer inmenso con un orgasmo, o un susto de muerte. Una angustia que te oprime el pecho y un gusto inenarrable, inconmensurable “que te derrites”.

Para eso están hechas las palabras, para expresar, calificar y clasificar Tenemos en el vocabulario miles y miles de ellas para describir las sensaciones y emociones que nos produce un vino, sin tener que recurrir mucho a la jerga especializada del enólogo-enófilo.

Los sajones, a fuerza de ser prácticos, simplificadores y sintéticos, están aplicando el sistema por puntos, reducen a una cifra todo el trabajo de una casta de viti-vinicultores, y esto empobrece el juicio. Y lo hace sospechoso al realizarse bajo la atribuida infalibilidad de un único Juez Universal para todos los vinos.

Un vino, sea como sea, merece como cualquier encausado, por lo menos un juicio justo, con audiencia pública, letrado defensor, fiscal acusador y juez, y una sentencia justificada y fundamentada, con las circunstancias y propósitos de futuro, que explique sus antecedentes y juzgado con objetividad, parámetros y leyes internacionales conocidas.

Todos los amantes del vino tenemos pues que procurar, que no se empobrezca en juicio y seamos todos parte de ese Juicio Universal, como partícipes de la calificación y clasificación de nuestros vinos. Y la sentencia, además de justa, sea justificada, explicada en palabras inteligibles y no se reduzca sólo a una pobre cifra matemática. Todos somos Fuente ovejuna, y no digamos que en vinos no sabemos hacer justicia, pues “...tan bien como el Rey hebreo la hizo Sancho el escudero y el villano Pedro Crespo”.

José Posada
www.sursumcorda.net
Posada, José
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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