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José Luis González-Ruano, el escritor (8)

miércoles, 27 de marzo de 2024
"Últimos pájaros del océano"

Azul diario

"Sobre la costa hundida
arde una estatua de salitre
para los pájaros pacíficos
que me piden palabras
con su aleteo humilde."

Página 9
Con este poema inicia el libro "Últimos pájaros del océano" galardonado con el "Accésit Premio de Poesía Pedro García Cabrera", en 1998.
Los pocos poemas presentes en este artículo estarán íntegros, tal cual los escribió, pues en este caso sería imperdonable mostrarlos incompletos. Serán muy breves los comentarios que realice sobre los mismos. El peso de un jurado y su aprobación unánime reconociendo su valía, apagan mi voz dejándola en un suave murmullo.

José Luis González-Ruano, el escritor (8)
"En siete palmos de tierra
voy a levantar mi casa,
en siete playas de arena
con maderas naufragadas.
Como un pájaro del agua
traeré piedras a la orilla,
mis huellas sobre la lava
serán carne y sal de la isla.
Y pondré techo de espinas
a la casa entre las olas,
ojos de peces que miran
mientras la llenan de sombras.
Por el jardín de algas rojas
sembraré furiosa espuma
bajo los arcos de conchas
que coronarán la luna.
Y en un rincón de medusas
ancladas en las paredes
pondré libros de aventuras
y un cielo de estrellas verdes.
Tendré del escualo un diente
para tallar mascarones
con perfiles de mujeres
que busquen el horizonte.
Yo voy a guardar las voces
que derrama el oleaje
para delfines sin nombres
que me alegrarán las tardes.
Siete piedras litorales
colocadas en racimo
serán caracola y nave
soñando el fuego marino".

Páginas 21/22
Goza este poema titulado: "Casa del mar" de un ritmo tan vivo, desprende tanta armonía, despierta en uno tantas ganas de vivir que es extraño que no haya sido musicado por cantautor o grupo alguno. Desde este artículo hago un llamamiento a tal posibilidad. Me vienen a la memoria: "La nube gandula", adaptación del cuento "La nube y el sol" de la escritora canaria Isabel Medina o "La maleta" del escritor canario Pedro Lezcano, y la belleza de este poema que les traigo en este preciso momento, no les va a la zaga en cuanto a fuerza, calidad y belleza.
"Yo soy el hijo de José,
la cicatriz azul de Cecilia,
un cruce de océano y pez
que me semeja a cualquier isla.
Sólo escucho el mar que me inunda,
sus brisas espirales, sangre
que a lo salvaje me vincula,
viento de aisladas tempestades.
Y más que un ser soy un estar
ornando el nombre la arena,
un eco de profundidad
desde la orilla a la cabeza.
Hombre repleto y derramado
como fruta marina, cuerpo
que invoca la espuma en sus rasgos
hundido en las sales del fuego.
Y aún por el mundo sobrevivo
respirando gotas azules,
mordiendo hierbas del abismo
hasta que el agua me desnude.

Páginas 48/49
"Biografía inacabada de un hombre azul" es el título del poema, un cruce de océano y pez que sólo escucha el mar que le inunda.
"La séptima ola es la más grande
advierte el hombre oceánico.
Y llega la ola del oro,
la de la plata y la del hierro,
la del mercurio llega,
y la ola del plomo,
la del estaño y la del cobre.
Los siete cuerpos de la ola
a la orilla llegan,
líquidos pesados los siete
que traen la alquimia de la espuma
cada día siete a la semana."

"La séptima ola" así nos inicia el autor este poema de tintes filosóficos y alquímicos. La ola más grande de la serie, es un canto a la majestuosidad del mar, a la grandeza del océano y a la simplicidad de lo cotidiano, habla de la alquimia del vivir cada uno y con los demás, de sentirse parte de un todo siempre, cada día de la semana, de esa vida que debemos disfrutar cada segundo pues se nos va, sin remedio, con la última ola. Culmino esta rápida visión del poemario con uno que le da título a la obra: "Últimos pájaros del océano".
"De los hombres comiendo pájaros
en cavernas acantiladas
quedó sólo un rumor oceánico
teñido con sangre de lava.
Fueron los que extirparon vísceras,
grasas y plumas cenicientas,
los antiguos recolectores
cuyas pieles cubren la arena.
Untados de fuego y honduras
volaron miserables llantos
sin vientos de mar que dejasen
gotas de noche resbalando.
Trajeron orillas atlánticas
las aves de cruces salinas
golpeando las rocas amargas
que el grito de la luz derriba
Sonoras calaron la altura
frías ráfagas de aves blancas
mordiendo islas sumergidas
sus sombras de cólera alada.
De los pájaros comiendo hombres
en las azules espesuras
quedó sólo un temblor volcánico
vivo en la carne de la espuma."


José Manuel Espiño Meilán, lector agradecido de su obra, amante y defensor de la vida y del camino, ecologista y docente, buen amigo.
Domingo 22 de Noviembre 2020.
Espiño Meilán, José Manuel
Espiño Meilán, José Manuel


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