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Sigo por Obispo Izquierdo

lunes, 04 de marzo de 2024
Me gusta el lugar y su gran amplitud. Es la zona de Lugo por la que caminamos sin preocuparnos de entorpecer a nadie. Hay sitio para todos y cada uno va a su ritmo. Hay terrazas para tomarse algo y ver pasar a quienes van o vienen. Muchos de ellos, utilizando la estación de buses como punto de destino o de origen. Si vienen de ella, acceden a la ciudad por una hermosa entrada, bonita promesa de lo que les espera después he haber disfrutado ya de nuestro monumento más preciado e insólito, la Muralla.

Al fondo, la espectacular obra de Eloy Maquieira (me dicen que fue el primer edificio que construyó en Lugo), y más allá la iglesia de la Nova, como telón de fondo a tan serena perspectiva. A la derecha, césped arbolado y terrazas para descansar con tranquilidad. En los jardines hay algunas piezas arqueológicas como pequeño museo al aire libre, con sus correspondientes placas de metacrilato en las que se pretende explicar su significado. Digo se pretende, pues su falta de cuidado las ha vuelto ilegibles. Tal vez quien se encarga de su mantenimiento crea que no se ensucian. O esgrima falta de presupuesto o tiempo.

En esa misma zona, en el tramo que corre desde la puerta de la muralla hasta el cruce con la calle que sube desde la Plaza Mayor, hay una colección de casas que es muy digna de observar, pensando en cómo nos muestra el cambio que se produjo en nuestra ciudad en aquella época.
Sigo por Obispo Izquierdo
Haciendo esquina nos encontramos con un hermoso edificio. Se le llamó "casa del tambor" por el cilindro que posee en la misma esquina. Es una bonita casa, de las más bonitas de Lugo y con gran despliegue ornamental. En ella confluyen muchas de las características de los buenos edificios lucenses. Tres plantas, pero dos fachadas planas, separadas por la parte que configura el tambor. Las fachadas planas dan a calles diferentes. Los bajos están concebidos como locales comerciales, pero con vanos peraltados por granito y adintelados con curvas rebajadas, entre muros enfoscados. En el tambor hay un primer nivel con balcón corrido, mientras que el segundo y tercero tienen galería, sobre soporte de granito. Las dos caras del edificio, planas, siguen la manera tradicional en Lugo de presentar las fachadas. En el primer piso, balcón corrido, en el segundo, balcones individuales uno por vano. Pero en el tercero hay ventanas con zócalo labrado con bonito dibujo. Todo el edificio parece como envuelto en cierto halo de belleza indiana. Incluso, en la parte más alta, como sosteniendo la cornisa, hay azulejos entre sus soportes.

Desde la casa del tambor hasta la muralla, las fachadas se suceden de un modo anárquico, pero muy bonito. Lejos de la solemne armonía de las casas de San Marcos, aquí tenemos una acertada mezcla de estilos que confiere un aire alegre y elegante a todo este conjunto.

Adivinamos que los diferentes propietarios disponían de diversos gustos y presupuestos y, con esos importantes ingredientes, construyeron libremente. Junto a edificios de lo más clásicos en Galicia, granito esculpido, balcones con hermosas barandillas y bonitas galerías, conviven fachadas muy rústicas con ventanas a haces exteriores, sin visera que las protejan de las aguas pluviales, o con ellos interiores. Incluso, en algún caso, con portal rústico de dos hojas horizontales, más pequeña la superior.

Junto a esta mezcla de estilos, aparecen, como emergiendo, fachadas tímidamente modernistas, muy bonitas, acertadas y prometiendo un futuro estilo que llegará más tarde. Fachadas modernistas que vaticinan un mundo nuevo en lo que adornos se refiere. Y, al ser de hormigón, ofreciendo la posibilidad de coordinar colores en las fachadas. Adornos, curvas, cenefas abrazando las ventanas de diferentes pisos, incluso un exponente del sentido religioso del propietario, todo cabe en este nuevo estilo que llega con fuerza y capacidad imaginativa.

Por todo esto, me gusta mucho este lugar de Lugo, porque sin planes urbanísticos que dictasen normas o limitasen movimientos de creatividad, refleja cómo pueden converger diferentes criterios para lograr en conjunto lo que cada constructor quiso mostrar, el deseo de conseguir algo bello, y se consiguió algo que, además, es elegante y armónico.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


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