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11º Mandamiento: no atacarás ni gritarás

jueves, 01 de febrero de 2024
No pienso en un ataque bélico, aunque están a la orden del día, sino en uno de carácter dialéctico.
Si yo ataco, el supuesto enemigo se defiende. Poner la otra mejilla es lo complicado. Saltar con un exabrupto, una frase hiriente, una palabra malsonante, despectiva, 'é doado' y también a veces lo más efectivo, en un primer momento, pero en sí mismo destructivo y negativo.
Si nos atacan con un término de tono más alto de la debido, podemos poner cara de horrorosa factura. Véase cómo lo reflejó Evdard Munch en su célebre pintura: 11º Mandamiento: no atacarás ni gritarás'El Grito' (1893). No emite un grito, sino que escucha un estruendo y que se lleva las manos a la cabeza con un gesto de ansiedad y extrañeza.
Mal que pese, nos estamos acostumbrando de mala manera a ver cómo en respuesta (no requerida) a una afirmación -sea o no acertada- se le contesta 'al aire', algo que ni a cuento viene. Qué hay que me opongo. Qué dices que difiero. Qué piensas que no estoy de acuerdo. ¡Qué mal! Antes de empezar a hablar ya a otros hacemos callar.
El 30 de enero (teóricamente) se ha celebrado el día de la educación en y para la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la No-violencia y la Paz. Seis décadas hace que lo ha instituido en España el profesor y poeta Llorenç Vidal. Hago memoria y no recuerdo haberlo conmemorado en mis años de escolar. Ni en el colegio, ni en el instituto, ni en la universidad. ¿Alguien me lo puede explicar? De verdad ¿se ha festejado o solo ha sido una fecha más, un anuncio banal? Eso he podido constatar. Ni una línea en la prensa local y, me temo, que ni en la del mundo mundial.
Se ha señalado ese día porque coincide con el asesinato de Mohandas K. Gandhi , político pacifista, activista y asceta al que no hay que presentar. Rabindranath Tagore le bautizó con mejor nombre (Mahatma: 'alma grande') y el modesto dirigente de cabeza rasa y blanco manto, no en troque sino más bien por pleno convencimiento, tomó parte de su pensamiento: «La no-violencia no es una virtud monacal destinada a procurar la paz interior y a garantizar la salvación individual, sino una regla en sociedad, ya que asegura el respeto a la dignidad humana y permite que progrese la causa de la paz, según los anhelos más fervientes de la humanidad».
El diálogo entre culturas es necesario. El intercambio de pareceres es obligado. Exponer sin insultar es para uno y para el prójimo un regalo. Y que nadie se deje llevar por lo que expresa en uno de sus aforismos el poeta hindú que he citado: «Parece que la última palabra en llegar es la verdadera, pero esa palabra última da lugar a la siguiente». Así suele pasar cuando impera el egoísmo, fruto en ocasiones de tantos individualismos o 'yoismos' y búsqueda de protagonismos.
Caretas hay ya por muchas partes. Disfraces no faltan con atuendos tradicionales y actuales, aunque no estemos de lleno en carnavales. Así suele suceder, siendo difícil de creer: «La no-violencia no es una prenda que uno se pueda poner o sacar a voluntad. Se asienta en el corazón, y debe ser una parte inseparable de nuestro propio ser».
11º Mandamiento: no atacarás ni gritarás¿Qué esperar? ¿Vamos a cambiar mucho de parecer? Perlas y promesas han dejado ya en este -para mí- largo caminar. ¿Nuevo debate en la CRTVG y en la TVE? ¿De qué? ¿Vuelta a empezar para conocera estas alturas qué más pueden ofrecer?
El debate y votación de la tramitación de la ley de la amnistía lo ha acaparado ya todo en un día tan señalado. ¿Vamos a por una/unas jornadas menos alteradas? Si al final, si no es por una causa o por otra, todo termina en la misma cosa, en igual tema de conversación y nueva escalada de -con perdón- manipulación y tensión.
Tomen en precaución la recomendación de nuestro poeta mencionad más arriba: «Hinchada por su orgullo, la burbuja duda de la verdad del mar; se ríe y revienta en el vacío». Hablar sin atacar, dejarse entender: ese es el mandato que se debería emprender. El que a todos nos gustaría ver. Una nueva legislatura con palabras cumplidas y sin trampas ni cartón.
Y en los colegios e institutos, vamos a ser coherentes: si se señala una jornada de paz y no-violencia, sin hacer ninguna gesta, en lo ordinario, aprovéchese para insistir en tema tan serio y pertinente. No tengamos que aplicar a sus directores y profesores: 'Qué hay que yo me aparto'... aun sin pasarlo por mi mente. Eso sería como estar, en la vida escolar, total o parcialmente ausente.
Alén, Pilar
Alén, Pilar


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