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Medicina y humanidad van de la mano

viernes, 06 de marzo de 2009
En el Centro de día del Hospital de San José de Lugo los enfermos síquicos son atendidos por una monitora que entre otras especialidades les enseña teatro. No me voy a extender en todas las especialidades que practican, sino en lo que yo he visto, que fue asistir a sus representaciones teatrales. El teatro a veces es el lugar de los hechos heroicos, de las travesuras épicas, del hogar. Para estos enfermos es como el primer barrio en donde los niños juegan y dan sus primeros pasos para convertirse en adultos que trabajan. Estas personas, a veces invisibles sueles estar tan marginadas como otras de las mismas capas sociales inferiores, por ejemplo, los ancianos. Lo cierto es que algunos temas humanos se han despertado tarde entre nosotros. Hoy los enfermos síquicos, ambulantes del Hospital de Día, principalmente sus familiares, tienen la sensación de la preocupación de ayuda médica y social aunque no estuviesen integrados en la Seguridad Social. Ellos, como los ancianos, siempre han vivido con una visión beneficoasistencial, matiz que connotaba un sentido de marginación social, en lugar de ser mirado con espíritu de justicia. Volviendo al tema del trabajo teatral, Pilar Areán, su monitora, les ha entrado en un sitio en donde vivir con sentido humano, de pertenecer a ese taller que hoy se llama “Armonía de los Girasoles”, a ese sitio, a ese lugar con esa gente. Ese mundo, que a veces carece de tamaño definido y hasta de una escala que ellos (actores) como habitantes de ese mundo deben aprender empleando el sentido común a apreciar sus límites. En ese escenario por pequeño que sea, se sienten parte de una sociedad en la que son importantes, donde ellos viven, una parada en el camino abarrotado de esas paradas tan confundidas con las siguientes que necesitan grandes esfuerzos para recordar siquiera dónde han estado. Sin embargo el teatro, como el barrio, son lugares memorables. El barrio, uno sólo barrio, un sólo teatro. Tal vez algunas personas, incluso profesionales, pueden ver estas terapias como terapias del sentimiento, como las vecindades del sentimiento, que sirven para recordar y que eso es todo. Pero el teatro tiene un sentido práctico, sobre todo para mentes tan complejas, y organización que se acerca a la escala del hogar.

El grupo de teatro “Armonía de los Girasoles” de San José, a veces se desplaza desarrollando lazos por algunos asilos de la provincia. El día 17 de febrero actuaron en Vilalba representando una adaptación de su monitora, Pilar Areán, de la obra de Xosé María Álvarez Blázquez “Quen matou ó coronel Lecoste”.

La mayoría de los ancianos que habitan los asilos de las zonas rurales poseen una gran experiencia en el campo de la agricultura y la ganadería, basada mayormente en conocimientos racionales transmitidos de padres a hijos más que en conocimientos científicos. Ahora ya rotos estos moldes y pasando a otra época de la vida, los ancianos sufren una profunda transformación. Su saber nada tiene que ver con la experiencia adquirida. Sus hijos adquieren su propia autonomía y ya no dependen exclusivamente de ellos, abandonando el campo para integrarse en el mundo urbano e industrial, vengándose, tal vez, de las condiciones de sumisión en que habían sido mantenidos. Así la revolución de los hijos está en marcha independizándose también en los asuntos culturales y religiosos.

Con esta representación teatral el grupo teatral del Hospital de Día de San José, ha cumplido una doble tarea social, Primero: desarrollar tareas adaptadas a sus posibilidades a fin de lograr su integración a la vida social global que les atribuya funciones diversas de manera que la sociedad los admita como personas capaces en categorías, tal vez de población semiactiva. Y segundo: Entretener a esas personas ancianas faltas de otras aficiones y hobbies para que llenen su vida que, al encontrarse con la ruptura total de su vida laboral, se ven precipitados fácilmente al disgusto permanente, a la insatisfacción de sí mismos, al no saber hacer y a veces, en suma, a fastidiar a los demás.

Los enfermos participantes en el teatro reciben servicios de lecturas, memorizan escenas y se sienten personas benévolas que pasan el rato con ancianos para entretenerles interpretando una obra de teatro. Todo el mundo, incluso los enfermos síquicos, tiene el noble deseo y la aspiración de ser útil a los demás desde que el hombre es hombre, incluso tal vez sería bueno que ellos tuvieran no el deseo, sino la ambición de ser útiles y de ser elogiados por los demás.

Procurar que estas actividades se conviertan en una parte de sus vidas cotidianas es función del Trabajo de los profesionales, médicos, psicólogos, terapeutas, enfermeras, auxiliares y monitores del Hospital de Día de San José.

Piñeiro González, Vicente
Piñeiro González, Vicente


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