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La educación en el ocio

martes, 09 de enero de 2024
Antes del siglo XX el tiempo de ocio era desconocido para la mayoría de las personas. Sólo aquellas que gozaban de un cierto estatus, como rentistas o adineradas, podían disponer de parte de su tiempo para dedicarlo a actividades no esencialmente remuneradas y que les supusiera un goce personal. Las actividades más recurridas eran las bellas artes (pintura, escultura, literatura, etc.); otros se dedicaban al acaparamiento de bienes artísticos o simplemente suntuarios, convirtiéndolos en grandes colecciones patrimoniales; y otros más se hacían mecenas o filántropos, buscando la satisfacción para sí de haberlos descubierto y que de este modo pudieran mostrar la grandeza de esa obra que, sin su ayuda "desinteresada", no lograrían exhibir.

Cuando se niega el ocio (negocio), el hombre se encuentra con el trabajo en su parte más material, esto es, la de ganarse su sustento y su cobijo. Dice Maslow que sólo cuando se tienen cubiertas las necesidades de bienestar fisiológico, de seguridad, de pertenencia y de estima uno puede aspirar a la de autoactualización, es decir, a la gratificación de sus logros, facilitados por medio de la adquisición de nueva información y de maestría en destrezas que hasta entonces podían considerársele inéditas.

En nuestra sociedad, el pasatiempo circunstancial es algo mayormente sobrepasado. Hoy se impone la búsqueda de actividades que puedan favorecer el desarrollo personal de cualidades no ejercitadas a través del trabajo cotidiano. Pero aún existe mucha gente que, cuando habla de planificar sus momentos de ocio, se está refiriendo única y exclusivamente a la realización de desplazamientos durante las vacaciones. Planificar es mucho más que eso. Es dar sentido a nuestro tiempo libre, ordenándolo de forma que produzca el placer deseado y esperado. Los momentos de ocio no deben ser considerados tan solo como un fin, sino también como un medio, un medio para conseguir descubrir nuevas habilidades, para prepararse para los ámbitos que el futuro pueda plantearle a cada uno, para adaptarse a la vida enriqueciéndola. Y, si se sabe elegir entre las preferencias personales y las necesidades sociales futuras, se podrá disfrutar mucho más en el tiempo de ocio de las recompensas del trabajo realizado, puesto que, de este modo, se le habrá dado un mayor valor a las nuevas aptitudes, sacándoles un provecho no solamente personal sino también material.

La demanda social generada en torno al ocio mantiene actualmente una triple vertiente. De una parte, está el ocio con un fuerte componente laboral: muchas personas demandan, para su tiempo libre, cursos de reciclaje o de formación en actividades afines o dispares a las de su propio campo de trabajo. Esta forma de planificar el tiempo de ocio concuerda con una adaptación de sus aptitudes a algo que, según ellos, puede tener unos efectos más placenteros que el trabajo actual. De otro lado, están los que prefieren dedicarlo a actividades recreativas. Son personas que buscan en el ocio una forma de integración diferente a la de su vida normal, por lo que se orientan hacia un ocio más participativo, poniendo énfasis en las reuniones, los viajes, las fiestas y, en general, en todo tipo de esparcimientos que tengan por finalidad el estar con otras personas. Por fin, hay otro grupo que planifica su ocio de forma más individualista. Este entretiene su tiempo libre en la lectura formativa o, simplemente, cultural; busca momentos para la relajación musical, el deporte de mantenimiento, entre otras actividades.

De cualquier forma, frente a los tipos puros existen también los mixtos de los anteriormente mencionados. Las combinaciones pueden ser tan particulares como las necesidades que una determinada persona pueda tener en cada momento, pero la mejor finalidad que se le debe dar al ocio es la de disfrutarlo para desarrollar la mayor autoestima posible. Ese debe ser el primer planteamiento para poder sacarle el mejor partido al tiempo del ocio y así darle una finalidad tanto educativa como terapéutica.
Suárez Sandomingo, José Manuel
Suárez Sandomingo, José Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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