Hambre y educación

Cualquiera que se haya dedicado a la educación sabe que la desigualdad social ya se observa en la escuela y que cualquier movimiento en pro den una sociedad más justa y equilibrada debe pasar por cambios en la base.
En mis años laborales ya había detectado esa pobreza infantil. Los comedores escolares, en manos de caterings, eran un desastre alimenticio que repercutía en los niños, muchos de los cuales apenas comían otra comida que la del comedor escolar. Encontrar a niños en el recreo llorando porque tenían hambre me resultó muy habitual. Mi indignación poco servía cuando el sistema está así establecido y las sospechas de sobornos o mamoneos se extienden. Los niños comían pesimamente, mientras aquella demagoga de Esperanza "Horrible" se gastaba cuatrocientos mil euros en pagos a la Pantoja en la inaguración de la estacción del Metro del mismo barrio (Villaverde Alto - Madrid).
Así es la desprestigiada clase política, más atenta a espectáculos y parafernalias que a atender a las necesidades sociales más acuciantes. Y al menos a la gente hay que sacarle el antifaz.
Cuando comentaba esto con mis vecinos de la Mariña tenía la sensación de que no viviamos en el mismo mundo y que aquella pesadilla se circunscribía a aquellos barrios madrileños periféricos, pero resulta que en mi tierra, A Mariña, hay dos mil quinientos niños viviendo en la pobreza. Y, por lo visto la sociedad ni se inmuta, ni pide cambios, ni reclama una política distinta. ¿a donde hemos llegado en nuestra apatía, desidia, indiferencia? ¿como es posible que eso ocurra en una tierra donde tanta ternura se gasta en belenes y en comprar mil estupideces con motivo de Papás Noel o los Reyes Magos? ¿Cómo es posible que los organismos estatales o de la Xunta abandonen sus primeras obligaciones en manos de Cáritas o ONG's y no arbitren medidas urgentes para solucionar estos problemas? ¿a dónde llegaremos con tan desastrosos gobiernos?.
Decía que lajusticia social debiera comenzar en la escuela y después de ella es conveniente seguir al pie del cañón formándonos para contribuir a una sociedad mejor y eso supone aprender de quien sabe y respetar sus opiniones.
Bien esto a colación porque días paados los cientificos nos explicaron el futuro que les espera a nuertras tierras y hablaban de los cambios que se avecinan. Pues bien, todas sus afirmaciones fueron negadas por algunas personas, sin argumento alguno, lo que demuestra que calladitos estarían más guapos y la necesidad imperioso de clases de reciclaje formativo. Decía Voltaire: "No comparto tus ideas, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlas". En Galicia para expresar la idea que se puede decir todo existe la frase: "O falar non ten cancelas". Cierto, pero la prudencia nos puede evitar sonrojarnos.