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Febrero, el mes más largo cuando no hay dinero

lunes, 02 de marzo de 2009
Este año, el mes de Febrero, sin ser bisiesto, ha sido largo.
Largo en el tiempo, frío, lluvioso, huracanado y nevado.
Largo en el bolsillo, cada vez más grande por lo vacío.

Este año, tendremos muchos meses largos.
Meses largos y aburridos.
Largos... como aquellas tardes de paseo y sin dinero.
Aburridos... como en un parque de atracciones y sin dinero.

No hay más que acudir al refranero, al saber popular, y citar algunos dichos tan elocuentes como acertados, para darnos cuenta de lo que éste mes sentencia.

Así, si del tiempo hablamos, nos encontramos:

En febrero el loco, ningún día se parece a otro.
En febrero, un día a malo y otro a ratos.
Febrero el revoltoso, un rato peor que otro.
Sol de febrero, rara vez dura un día entero.
Febrerillo el orate, cada día hace un disparate.
La flor de febrero no llega al frutero.
En febrero, un día al sol y el otro al brasero.
Para febrero, guarda leña en tu leñero.
Por San Blás (3 de febrero), la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves.

Y qué decir cuando de penurias hablamos:

Febrerillo el cojo, cojea en todo.
Febrerico el corto, un día peor que otro.
Febrero el revoltoso no pasó de ventiocho, si treinta tuviera, nadie con él pudiera.
Febrero, mes corto y días luengos.
Si más días tuviera febrero, no quedaría ni gato ni perro.

Luego, no nos extrañe oir:

Febrero, cara de perro.
Febrero el revoltoso, el peor de todos.
Febrero, mes fullero.
Febrero es un mes embustero.

En fin, Febrero febrerín, el más corto y el más ruín.

Y no sigo no sea que me ocurra como al escudero Sancho Panza, quien fuera reprendido varias veces por su hidalgo caballero andante, Alonso Quijano, alias "Don Quijote", por su uso y abuso del refranero popular: "No más refranes, Sancho, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes y que te vayas a la mano en decirlos; pero paréceme que es predicar en desierto, y "castígame mi madre, y yo trómpogelas. [...] Yo traigo los refranes a propósito, y vienen cuando los digo como anillo en el dedo; pero tráeslos tan por los cabellos, que los arrastras, y no los guías; [...] y el refrán que no viene a propósito, antes es disparate que sentencia". (Del libro, "El ingenioso hidalgo don Qvixote de la Mancha", de Miguel de Cervantes, Segunda parte, capítulo LXVII, año 1615).

Adiós Febrero mocho, con tus días veintiocho; tú te vas y yo me quedo...

Si ya lo decía el refrán.

Antolín, Celia
Antolín, Celia


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