Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Barrios olvidados

miércoles, 06 de diciembre de 2023
Mediado el siglo pasado, muchas personas o familias, procedentes de diversas zonas rurales, se asentaron en Lugo buscando mejoras en la capital. A eso debemos añadir la apertura de FRIGSA, que generó muchos puestos de trabajo y expectativas de futuro.

Las calles de salida del centro urbano se llenaron de construcciones nuevas, hechas para acoger a la demanda de viviendas que se originó. Los trabajadores del matadero industrial dieron vida a un barrio nuevo, que se iba construyendo alrededor de la parroquia de la Milagrosa, que terminaría dando nombre al barrio. Allí nació una joven asociación vecinal, con actividades que perduran.

Hoy me explico que muchos compañeros de clase, niños como yo, pasaban sus vacaciones "en la aldea", de donde volvían morenos y fuertes. En Navidad o en San Froilán, venían "de la aldea" sus abuelos o sus tíos. Hoy comprendo que presenciaba los vínculos propios de una emigración desde el mundo rural que yo no conocía. Los Barrios olvidadosniños de hoy no tienen aldea. Como mucho, un apartamento en alguna playa.

A consecuencia de tanta inmigración y la fuerte demanda de viviendas, se construyó mucho. Lugo se expandió por las calles y avenidas que salían de la ciudad, como la Avenida de Madrid, la entonces llamada Carretera de la Coruña y otras. También se construyó mucho configurando el barrio de La Milagrosa.

Se hizo como se pudo, se erigieron casas modestas sin muchos lujos, más bien con los accesorios imprescindibles, pero con apariencias de belleza. Al menos, esa hermosura se perseguía en las formas de las fachadas. Era preciso guardar las apariencias con el pretexto de la dignidad familiar.

Normalmente, fueron casas unifamiliares, incluso de una sola planta. Dos, fue lo normal. Detrás tenían su huerto y, en conjunto, definieron un solar que, con el tiempo, vino muy bien a los propietarios o a sus herederos.

Los edificios no podían competir con la calidad con la que se construía en el centro de la ciudad, donde el estilo Racionalista daba un empaque innovador a las esquinas de las calles nuevas. No, las casas nacidas de la inmigración tenían aspecto modesto, pero siempre queriendo dar una apariencia de belleza, de buen aspecto. Como ese "pobres, pero honrados", que hemos escuchado tantas veces y en tantos sitios.

Muchos edificios de entonces han desaparecido para dar lugar a viviendas modernas, casas que parecen poseer todos los elementos de comodidad que podamos imaginar. Son casas pequeñas, de dos plantas como mucho. Tal vez sigan siendo unifamiliares como en su origen. Todas tienen fachadas bonitas, singulares, como escapando de las que vemos en edificios levantados para vender por pisos, en los que la belleza solo se utiliza como anzuelo de una rápida venta.

Pero aún se conservan muchos edificios de entonces tal como se construyeron. Son exponentes de la dura vida que llevaron sus habitantes Pero, si las vemos con ojos ávidos de conocer a quienes las alzaron, si queremos adivinar algunas de sus ansias, podremos ver unas casas que rezuman dignidad en sus fachadas.

En ellas, con claros remedos modernistas pero todo realizado con medios modestos, los vanos están rodeados con sus molduras, enteras o hasta media altura, siempre pintadas con color diferente al de la fachada, pero coordinado con él. En algún caso he visto copetes en lo alto del edificio, dándole remate.

Hay algún caso en el que recogiendo la tradición del barroco, toda la fachada es una unidad ornamental. El primer piso es diferente, en ornamentación, al segundo y el límite entre plantas se subraya con una banda transversal que corre por la fachada.

Hoy no quedan muchos edificios de aquella época, pero aún es posible encontrarse con varios que pueden asombrar cuando no se espera encontrarlos. Un paseo reposado por Doctor Yáñez Rebolo, y sus transversales, nos puede sorprender por lo variado de sus fachadas, hermosas y serenas. Mezcladas unas con otras, también nos encontraremos con bonitas casas actuales, renovadas sobre aquellos solares en los que edificaron los primeros habitantes del solar.

Las antiguas piden a gritos protección de algún tipo, aunque nadie escucha esas voces, que representan el único exponente de un tiempo, de una época tal vez irrepetible, en nuestra ciudad.
Valadé del Río, Emilio
Valadé del Río, Emilio


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES