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Modesto análisis de las aportaciones axiológicas de D. José María Méndez (1)

lunes, 30 de octubre de 2023
Los límites exigidos por el Foro y mis circunstancias personales no me permiten extenderme en esta exposición, y un contenido al que se hizo acreedor D. José María Méndez, por el esfuerzo que realizó, a través de su larga vida, en el campo de la lógica simbólica y los valores, fruto sazonado de su entusiasmo intelectual, que, incluso, satisface las respuestas a las que D. Pedro Laín Entralgo denominó últimas preguntas, en su obra QUÉ ES EL HOMBRE.

Siguiendo lo que ya apunté en dos artículos sobre el libro de D. José Mª Méndez, "SER Y VERDAD. El pensamiento lógico y su conexión con el mundo de los valores", me parece pertinente traer aquí algunos autores de su temática para contrastar posturas con las suyas; hacer alguna referencia de la aplicación de su pensamiento lógico en conexión con el mundo de los valores; establecer el contraste, sucintamente, con Zubiri; mi particular visión de que las últimas preguntas formuladas por D. Pedro Laín Entralgo, más o menos implícitamente, tienen una respuesta, y, finalmente, quisiera dejar constancia de que considero que a D.J.Mª. no le es extraño lo esencial que se lleva escrito sobre la compleja CIENCIA COGNITIVA, aplicada a la religión ya por Dan Steber y Stewart Guthre, que también utiliza modelos computacionales.

A nuestro autor no le pasó desapercibido que ya hubo doctrinas antiguas que compararon el ser verdadero con el valor. Por eso no regateó el tiempo que le dedicó a Platón, que valoraba las Ideas como "algo que es" y "algo que vale", aunque no se trate de una "teoría del valor". No en vano concuerda con Whitehead en que la cultura occidental no es sino un conjunto de notas a pie de página a las obras de Platón. En Platón encuentra ya los abonos para dar fertilidad a sus futuros planteamientos: Si existe un cosmos finito, múltiple y temporal, entonces existe un logos infinito, uno y eterno. Si existe lo móvil, entonces existe lo inmóvil. Creo que aquí empieza a asomar la configuración lógica.

El Logos sustituye al "Cosmos Noetós", ese mundo de Ideas presididas por la Idea de Bien, y nuestro autor nos ofrece tres tipos de estas Ideas: las verdades formales de la lógica y la matemática, las categorías ontológicas o formas de los seres físicos y los valores o categorías axiológicas. Por supuesto, Platón no empleó la palabra valor; pero designó nítidamente los tres valores fundamentales, lo verdadero, lo bueno y lo bello, que no expresan la forma de lo que es, sino de lo que debe ser.

Me parece interesante resaltar lo que D. J. Mª encuentra en el pensamiento filosófico de Platón, precisamente como hitos de su futura ruta temática: la intuición del valor, como materia axiológica, relacionada con las aportaciones de Scheler; los valores como fines o deber ser, que enriquece el conocimiento, con la aportación de Hartmann; los valores como Ideas platónicas, también propuesta por Hartmann, y la unidad en el ser de todos los valores, de matiz metafísico.

Establece una diferencia entre el conocimiento espontáneo de los valores, mediante una intuición directa e inmediata, y el ilustrado, necesitado del formal puro, que, aplicado a una intuición material de los mismos, lleva a dar entrada a las reglas de la lógica, y no depende del conocimiento físico, porque la intuición del valor no se reduce a la sensible, ni la finalidad a la causalidad. Es que metafísicamente la intuición de lo que es difiere de la apreciación de lo que debe ser, aunque los valores hayan de apoyarse en el ser.

En todo caso, no es posible tener una intuición sintética que abarque, de una sola mirada, lo sensible, lo óntico y lo valioso de las cosas; pero esto no significa que en el conocimiento haya confrontación de la sensibilidad frente al entendimiento; de la receptividad frente a la espontaneidad, ni la intuición frente al pensamiento, sino del conocimiento apriórico (formal) frente al aposteriórico (dependiente de la experiencia). A propósito, nos trae aquí el autor la siguiente cita de Jaspers: aunque la razón humana no es la unidad, tiende hacia la unidad (Von der Wharheit, München, 1.958 pág.967, en su obra Valores Éticos).

Creo pertinente también hacer una breve alusión a la falacia naturalista, de Hume, ya que hay autores que la dan por superada. Es sabido que Scheler y Kant están de acuerdo en que el deber ser no puede deducirse de lo que es, es decir, que de premisas no axiológicas no se pueden derivar conclusiones axiológicas; pero, sin embargo, no mantienen ese acuerdo en que el deber ser sea puramente formal, ya que Scheler considera que los valores tienen un contenido material, acusable intuitivamente. Incluso hay estudiosos que introducen aquí la emoción para buscar una salida a las proposiciones axiológicas dotadas de un cierto contenido, aunque la frialdad y el apasionamiento no son criterios de verdad.

Oportunamente, D.J.Mª., hablando de la evidencia de la Ética, nos dice que hay que buscarla en la naturaleza misma de la intuición material de los valores, y nos ofrece un ejemplo matemático, aº=1 no lo ve quien no tenga alguna preparación matemática. Pues bien; para captar los valores con precisión se necesita una preparación ad hoc. En todo caso, el conocimiento axiológico se vale de la lógica. Así Moore mantiene que lo bueno no es captado empíricamente, sino en una intuición propia y específica, y Toulmin sostiene que sólo son buenas las razones que se ajustan a la reglas de la lógica. D. J.Mª. añade que todas las éticas hasta Kant, que hizo una férrea crítica a todas las éticas a posteriori, se derivan de lo que es ontológicamente el hombre; pero la naturaleza en éste no se deduce de lo que hace, sino de lo que debe hacer.

Ciertamente, la imposibilidad de reducir el conocimiento axiológico al conocimiento metafísico de las esencias, se explica porque la intuición de los valores no se reduce a la del ser substancial. Sin embargo, no se considera la axiología independiente de la filosofía primera, ya que la subordinación del valor se da tanto bajo el ángulo material como bajo el formal. Que el valor ha de apoyarse en el ser así parece que también lo entendía Santo Tomás de Aquino, según resulta de su siguiente cita, ofrecida por D. J. Mª: imposibile est aliquid esse bonum quod non sit ens. Parece que Nietzsche, mucho más adelante, fue quien impulsó la teoría de los valores, interpretando las actitudes filosóficas no como pensamientos ante la realidad, sino como la expresión de actos de preferir y preterir, considerando los valores como fundamento de las diferentes concepciones de la vida y del mundo. De aquí partieron dos líneas de pensamiento axiológico, una seguida por Brentano y Dilthey, y sus escuelas, y la otra, que parte de Lotze, y siguen Windelband, Scheler y N. Hartmann. Conviene así mismo recordar que Scheler ya puso de relieve que la axiología pura es paralela a la lógica pura.
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Rubal, Pedro
Rubal, Pedro


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