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Salomé en Santiago

domingo, 22 de octubre de 2023
Compostela, único lugar de España donde María Salomé es la titular de una parroquia a ella dedicada, Salomé en Santiagomantiene su culto desde hace ocho largos siglos por lo que es obligado visitarla en la Rúa Nueva. Atravesar la Puerta Santa, orar ante el sepulcro de Santiago, gozar de su catedral, es bueno, pero mejor aún andar unos metros a toparse con su madre.

¿Qué se sabe de María Salomé? A ciencia cierta poco: lo que dicen los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles. Otros textos milenarios algo más aportan, pero su vida más que contarla hay que imaginarla, vinculada a la de sus hijos, Santiago y Juan, y a la de la Virgen quien, junto a otras santas mujeres siguieron a Cristo hasta el calvario.

De Salomé inspira su papel de madre. ¿Ambicionaba protagonismo o poder para los Hijos del Trueno? No parece. La entrega a la súbita misión de Santiago y Juan supone desprendimiento y fe ciega en ese Jesús que, aunque conocido para los tres, les pedía "beber el Cáliz" como Él.

¿Era su marido "Zebedeo"? Así se cree. En todo caso, vidas que son parte de la "Santa Parentela" de Cristo, el Hijo de Dios humanado.

La parroquia poco conserva de sus orígenes (ca.1140). Si entran a visitarla no vayan en directo a husmear los curiosos ángeles miopes con sus doradas gafas. Miren al frente y, en lo alto, verán ángeles llorosos, un retablo y un sagrario que acogerán con gusto su plegaria.

En la catedral también pueden hacerle ruegos. Hacia 1527, en su altar mayor se levantó la estatua sedente de Salomé que aun perdura a modo de limosnera, muy cercana a la cripta de Santiago. Porta la cartelera con su nombre lo mismo que, al otro lado, está Santiago Alfeo, en similar postura.

En la capilla del Cristo de Burgos (fines ss. XVII-XVIII) otro bello retablo muestra a Salomé presentando a Jesús a sus dos hijos en actitud de súplica (Mt. XX 20). Es admirable, al igual que una imagen argéntea en la capilla de las Reliquias.

Novena para su fiesta también tuvo esta santa. La compuso el fraile capuchino Manuel María de Sanlúcar de Barrameda, obispo de Cidonia y Auxiliar de Compostela. La edición que se conserva en la Biblioteca de la USC es una reimpresión póstuma, fechada en Santiago en 1877. Su controvertido autor, llegó a esta ciudad en 1826 de la mano del también capuchino arzobispo Rafael de Vélez. Sus vidas corrieron parecido destino: destierros y prisiones y misiones para renovar la fe dentro y fuera de España.

Es un texto valioso y profundo para unos, e insulso y de poca altura para otros. Está en la línea de lo que pretendían Sanlúcar y Vélez: potenciar la devoción popular con ejercicios sencillos y piadosos. El momento lo requería ante la confusión reinante a nivel político, ideológico, social y económico. Era un deber fomentar la esperanza y contribuir a mantener firmeza en medio de tanto vaivén: ¡tal cual como ahora!

Antes de la Oración de cada día, incluye una semblanza y alabanzas a la santa: mujer humilde y fuerte, precursora de Cristo resucitado (...) porque de su Apostolado fuiste Evangelizadora. A cada ruego sigue la misma petición: Atiende a nuestros gemidos Salomé, madre dichosa.
Salomé en Santiago
Música también tiene en el archivo de la catedral. Fue compuesta en Compostela en tiempos de Vélez y Sanlúcar: Motete a Santa Salomé (1839), obra de Ramón Palacio Pordomingo (Zamora 1793-Santiago 1863).

Palacio, de precoz y brillante trayectoria, ocupó el magisterio en Santiago en 1827 en un momento crítico. El cargo estaba vacante desde 1822. El cabildo dudaba entre mantener el culto o suprimir la capilla de música, como en otros lugares de España. Esa inestabilidad y precariedad la padeció en sus 37 años en Santiago pese a lo cual compuso unas 250 piezas sacras. Su paupérrimo salario le obligó a multiplicarse para sobrevivir. Aunque peor agravio fue que, siendo ordenado presbítero en Santiago, se le negó la canonjía aneja a su magisterio, restándole un prestigio que malamente se enmendó al celebrarle el sepelio como "canónigo honorario".

El Motete, a 8 voces, orquesta discreta, loa a Salomé, recalca su condición de madre de los Zebedeos y alienta a que su culto se extienda a todo el orbe. El texto es del himno Iste, quam laeti canimus fideles, adaptado a Santa Salomé, no recogido en el breviario romano por ser fiesta local compostelana (22 de octubre).

En su parroquia o en la catedral, un diestro coro y algunos instrumentos, con sabios maestros, en un par de sesiones montan esa melodía en un suspiro, menos prolongado que los que Salomé y Santiago, en resignado compás de espera, llevan sin escucharlo en estos últimos siglos.

Honrando a la madre se honra al hijo. ¿Podemos?... Si Santiago pudo, no cabe hacer menos. Es bueno intentarlo...

Iste quam laeti colimus fideles sedibus celsis superum locatam est decus nostrum, quia mater extat alma Jacob...
Alén, Pilar
Alén, Pilar


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