Turismo, negocio y educación

Sin duda, el turismo de hace cincuenta años, elitista y educado, ha pasado a otra vida y nuestras costas, antaño desconocidas y por tanto visitadas por una minoría, es hoy todo lo contrario: un turismo masificado, zafio y glotón que tanto disgusta a mucha gente. Son el resultado de la evolución, que si bien ha permitido popularizar el viajar y disfrutar de la vida a mayor cantidad de gente, no ha logrado sin embargo, salvo excepciones, mejorar el nivel educativo de nuestros visitantes. Turismo barato, basto y zampón, además de masificado, ha generado una controversia de la cual cada cual saca sus conclusiones.
Bueno es para los negocios, sobre todo de hostelería, esa masiva afluencia de gente; pero tal trasiego molesta a los nativos que encuentran dificultades para seguir desarrollando sus actividades normales. Faltan aparcamientos, hay exceso de aforo en los establecimientos públicos, se observa mayor suciedad... Todo ello aderezado con unas infraestructuras tan deficitarias como antaño y por las que no pasó el tiempo para recibir un trato mejor. Las campañas de Fitur no se correspondieron con la fiebre hormigonera de nuestros constructores, más ávidos de beneficios, que de presentar unas bellezas naturales con las que van arrasando en connivencia de la clase política. Aberraciones urbanísticas las ha habido y hay en toda la Mariña y nadie las corrige por la desidia ciudadana.
Si uno compara precios y lugares, puede encontrar pisos por setenta mil euros y menús por diez Y eso no pasa en sitios tan falsamente valorados como es, en mi opinión, el Mediterráneo. Y con clavadas de órdago. En cambio, en la "fantástica" Mariña de Lugo todavía se come bien, te dan un mogollón de buenos pinchos y ya vas cenados. Pinchos gratis, playas gratis -todavía son públicas y cualquier día controlarán los mafiosos de turno- fiestas que pagan los concellos, alquileres muy económicos -en dinero casi siempre negro- y super para ir tirando.
Ni que decir tiene lo de la educación y el gorroneo. Quien esto escribe pensaba que a medida que avanzaba la vida mejoraría el nivel educativo de los ciudadanos, pero la experiencia le demuestra que estaba equivocado. Antes, quien no sabía, callaba, escuchaba y aprendía; hoy no. Ahora no, ahora se presume de bruto; se cachondean de quien va pulcro y elegante; se llama chulo al que no da margen de confianza por no vulgarizarse; se chilla desaforadamente sin mirar si se molesta; se come sin consideración de los demás; se olvida el aseo personal y nos vemos obligados a soportarlo en cualquier lugar; se ven verdaderos bestias con pantalones o faldas aparcando literalmente en jardines o lugares evidentemente prohibidos; desconocen que existen las papeleras; chillan a todo meter dando mitines; circulan con bicicletas y motos por aceras y calles; exigen tratos de favor en todo lugar; miran con displicencia al nativo; realizan pintadas u otras barbaridades con el consiguiente perjuicio para el pueblo... Y ni que decir tiene lo de los "ilustres" profesores que nos viene reclamando obras y actuaciones en la ciudad. ¡como si no supiéramos los nativos lo que se cuece en la olla! Siempre se aceptan sugerencias, pero un poquito de respeto que urgen más otras obras que campos de golf. Por ejemplo: la autovía da Mariña, la industrialización de la zona, infraestructuras de agua y saneamiento y un sinfín muy largo. Pero bien sabido es que los políticos aquí sólo conocen la langosta. Los nuestros firman con el si, guana. Y así nos va.
Ahora que hay tantos estudios de mercado y cosas parecidas, sería interesante saber ¿en qué beneficia a la mayoría ciudadana un turismo de este tipo? ¿cuánto aportan a las arcas del concello?, ¿cuántos gastos ocasionan, por ejemplo, la limpieza? Lugares como Venecia, Roma... saben que el consumo de los turistas es relevante, pero los nativos, sin intereses en negocios, están molestos. Solidarios si, pero no tontos. Aquí pasa lo mismo y es preciso tomar cartas en el asunto. Y doctores tienen los concellos.