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Opinión sobre el Libro 'El legado de la niña de la sal'

lunes, 14 de agosto de 2023
Querida Elena:

Después de haber leído con especial interés el libro de tu autoría "EL LEGADO DE LA NIÑA DE LA SAL", tal como te prometí y en memoria de tu Madre, aquella excelente Señora que tuve la honra de haber conocido, quiero manifestarme mi opinión con total sinceridad y felicitarte porque has realizado, no una novela como tú la describes, sino Opinión sobre el Libro 'El legado de la niña de la sal'una minuciosa biografía repleta de vicisitudes, que reflejan excelentemente la atmósfera de una época que quiera Dios, por el bien cívico, que no se repita. Novela es tu otro libro: "O Xogo de Babel" con su soñadora Pandora.

Aquí, tu obra es, a mi modo de ver, una biografía de una niña tierna y rápidamente pobre, pronto huérfana, después criada, nombre que en la actualidad suena tan mal por sus connotaciones negativas, y que de aquella eufemisticamente le llamaban "recogida". Jovencita de exquisita sensibilidad, profundamente amante del estudio y la música, pero endurecida en una atmósfera de brutalidad que la gente de mi generación hemos vivido con sorprendente naturalidad y que hoy resulta vergonzante. Valga de ejemplo la educación a base de bofetadas en la mayor parte de las instituciones. Las hemos recibido y con esa enseñanza hemos educado durante largo tiempo.

La sociedad vivariense de entonces estaba viviendo la Posguerra y mis sentidos de niño sólo percibían el silencio, las lágrimas, el miedo y, en cualquier circunstancia, rápidamente nos reprendían con aquella fatídica frase de: "neno cala a boca", que todavía pervive. Era una sociedad gris, con una casta ufana de ser los vencedores y una plebe sumida, callada, humilde, que en silencio acallaba el dolor de ser los vencidos. Una vida donde la chulería, no exenta de alcohol, se jactaba de abusar sin pudor alguno. Episodios hay en la intrahistoria local. Una humillación por parte de ciertos elementos protegidos y altivos que escondían su cobardía en las borracheras y tabernas. Una foto de aquellas de blanco y negro con la que escribieron la Historia oficial los defensores de Dios, la patria y el rey como escuchábamos por la radio. Historia falsa por sesgada y a la que trataban de poner luz algunos profesores como el perseguido, y profesor mío, Julio Valdeón.

Una sociedad muy diferenciada por la afinidad o no al Régimen y extremadamente separada por el estatus económico. Unos que marcaban el paso diario de la vida y otros que bastante tenían con callar y obedecer. Esa fuerte separación social entre vencedores (los buenos y religiosos) y vencidos (los malos, los ateos a los que había que redimir, los comunistas...) era el caldo de la vida del pueblo.

Permíteme sólo un apunte personal: En el año 68, recién terminada la carretea de Magisterio, decidí ir a Madrid a estudiar Filosofía y Letras. Me matriculé y estuve asistiendo a la universidad hasta abril, tiempo en que me llaman de las oficinas de la facultad para entregarme el sobre de la matrícula y decirme que no puedo estudiar allí, que tengo que estudiar en mi distrito universitario que era Santiago. Así que ahí me tienes: perdiendo un curso y ni siquiera tuvieron la delicadeza de devolverme las costosas tasas. Y reclamar de aquella suponía hacerlo al maestro armero. Así funcionaba el País. Pues bien, el rumor de algunos envidiosos vecinos fue que me habían expulsado por comunista. Era, para ellos, lo más socorrido y verosímil.

Eran tiempos, como bien describes, en que unos comían turrón en Nochebuena y otros a los que los Reyes Magos traían, si acaso, una naranja. Se juzga ahora mucho aquella época y no voy ser yo quien la defienda, porque aquella estampa a dos colores en que nos movíamos era muy oscura y vergonzante, pero, justo es decirlo, en aquel ambiente generalizado de pobreza, donde el amor carnal se escondía con discreto pudor, porque el sexo era la antesala del infierno, la gente era capaz de reírse de su propia miseria e ingeniar remedios para su hambre y la solidaridad humanizaba a las personas para compartir la escasez. Los sueldos, si los había, eran muy escasos y recuerdo a mucha gente trabajando por un plato de caldo. Razón de la emigración como salvavidas de tanta miseria. Galicia, sigue siendo la verdadera tierra donde el cacique mantiene, eternamente y por desgracia, todos los resortes políticos; donde la única tabla de salvación está en la emigración; y sigue sumida en la pobreza con lo que conlleva de servilismo, silencio, acatamiento y ese sinfín de negatividades contra las que luchamos, mi querida Elena.

La dignidad, de la que fue abanderada tu madre, se ve continuamente pisoteada; los sueldos siguen siendo distintos a los que aparecen en la nómina; el vasallaje servil de los aduladores se palpa en el ambiente; el clientelismo resulta muy eficaz en una política que por otra parte es falaz; la llamada autonomía propició la Xunta, que es una auténtica oficina de colocación para las gentes del partido; la juventud sigue como siempre abocada a la emigración; la Iiglesia está pagando su reseca de alineamiento con el Franquismo; gran parte de la ciudadanía se ha vuelto zombi comiendo los churros de la indiferencia; el pasotismo resulta insultante y la sociedad es demasiado cómoda; el individualismo y el postureo son generales con mando en plaza y los gilipollas y demás fauna idiota sigue viviendo sin pensar en nada interesante. Por su parte, los intelectuales, siempre altivos y displicentes para marcar territorio, se animan y aplauden entre si, ajenos a la realidad, creando merlines y santas compañas u otras pócimas tan socorridas como inútiles; el vulgo, que sigue existiendo, continúa con sus juegos de queimadas, su fútbol, sus procesiones, sus bacanales de comida y borracheras... y venga Panorama (una orquesta). Así es muy difícil ser felices.

En aquella atmósfera de silencio y rencores, de distanciamientos y heridas, de angelitos muriendo con inaudita frecuencia, con niños y juegos tan infantiles como los que describes, la vida de muchos de nosotros, por fortuna, era bastante ajena a tanto dolor. Eso sí, había lágrimas de silencio, oraciones de perdón; maestros que, después de haber visto el castigo de sus compañeros, sobrevivían tratando de adaptarse a las normas que las autoridades adoptaran; consignas y cánticos guerreros y patrióticos -siempre la patria como coartada-, eran el pan nuestro de cada día; pero quizás, y eso lo pienso ahora, buena y mala gente estuviese en ambos bandos. Porque la guerra es una locura colectiva donde los hombres hacen aflorar los mejores y peores instintos.

Pero volviendo a tu libro, creo que has hecho un estupendo estudio sociológico de la sociedad vivariense de la época; una etapa en la que el Nacional Catolicismo impregnaba nuestra vidas, de ahí quizás la resaca que está viviendo hoy la Iglesia,y donde religión y política iban de la mano; una sociedad muy estratificada de un pequeño pueblo donde casi todos nos conocíamos.

Como bien sabes, conocí a tu madre ya mayor, cuando se hizo cofrade de "O Nazareno dos de Fóra", sin embargo, conocí a casi todas/os los personajes, pero quiero quedarme con la lección de perdón y la generosidad de aquella Mujer, que tuviste la fortuna de tener como madre. Aprendí así quizás que de las virtudes, defectos y otras miserias, tanto humanas como espirituales, lo mejor que queda es el perdón. Y por ello no seré yo quien las juzgue. Para ese menester está, quizás Dios, la Historia y seguramente este libro.

Creo sinceramente, cuando conocí a tu Madre, que su enorme fe, tan devota Ella del Sagrado Corazón de Jesús, y su exquisita sensibilidad, le ayudó a sobreponerse a sus tristes vicisitudes con la ayuda de esos blogs y esa fe religiosa que mantuvo sereno y limpio su corazón siempre. Y aquel vivir forzado, circunstancial y terriblemente duro, quizás le enseñó que servir es una tarea tan noble, tan válida y tan importante como cualquier otra profesión. Había en la sociedad de entonces un viejo mantra: "Vale quien sirve". Quizás esa lección enlace con su dedicación a los más necesitados en sus tiempos de misionera en Venezuela.

Detrás de aquella Niña recogida de once años, como decía más arriba, se esconde una mujer de fuerte personalidad, una infatigable trabajadora, una muchachita amante del estudio y de las artes como lo muestran sus notas en Cristo Rey y su afición a la música. Una personalidad dinámica siempre, como atestiguan sus últimos años en Verín. Y no me queda duda que una ejemplar madre. Y no todo el mundo tiene esa suerte.

Vaya pues desde aquí mi felicitación a ambas, porque si bien Ella ha sido una auténtica madre coraje, tu has sabido recoger con la mayor ternura hacia Ella su triste Legado en este libro.

Allá, desde la gloria prometida por el Sagrado Corazón de Jesús a los creyentes, seguro que sonreirá tímidamente al verte aquí en el Viveiro de su infancia reivindicando su vida. No puede haber mejor homenaje que dar fe de una madre ejemplar.
Como intuía un magnífico libro.

Viveiro, 12 de Agosto de 2023.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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