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Buono Chiodi vuelve a estar presente en Salò (Brescia)

viernes, 28 de julio de 2023
Hace décadas publicaba en Italia un artículo titulado "Un illustre salodiano a Compostella (Spagna)" (Memorie dell'Ateneo di Salò, 1991).

Ahora, bien podría poner como rótulo de estas líneas "Un ilustre compostelano en Salò (Brescia)", dado que, aunque parezca paradójico, no había vuelto a sonar la música de este ilustre salodiano en su tierra natal desde hace más de 250 años. Buono Chiodi vuelve a estar presente en Salò (Brescia)

El concierto tuvo lugar el día 15 de julio, por iniciativa del historiador y músico fundador de la agrupación Il Quartetto del Lago, Federico Franchini (Peschiera del Garda, 1986), bajo el patrocinio de diversas instituciones y fundaciones de dicho lugar. También se contó con la participación de Arabelle Cortese (soprano), Francesco Andreetto (oboe) y Demetra Boninsegna (trompa).
Buono Chiodi vuelve a estar presente en Salò (Brescia)
Se interpretó la única Marcia que se conserva de Chiodi, el Duetto Settimo y Octavo, de la serie Duetti con il basso, y un Aria de Lindora de la ópera "La Birba" (incompleta). Se añadió una Salve de F. Bertoni, otro músico muy cercano a Salò, contemporáneo de Chiodi.

En el mentado artículo del Ateneo hacía hincapié en que "non è mai troppo tardi, se il resultato è buono..." Es un proverbio que de nuevo reitero, pese a que, por desventura, debo señalar que desde entonces a estos tiempos la figura de Chiodi sigue siendo un santo misterio.

Su biografía se resume en escasos datos constatables. Nació en enero de 1728. Sus padres fueron Lorenzo Chiodi y Ursula Usmerini y tuvo, al menos, una hermana más pequeña casada con un notable personaje de Salò, Stefano Vitalini. Hacia 1753, Chiodi ya era presbítero y, posiblemente, comenzaba a ser conocido por la composición de obras sobre textos de poetas locales y también sacras. Consta que fue un virtuoso organista.

A partir de aquí, se le pierde la pista. Pudo haber estudiado tanto en Brescia como en Milán, Bolonia, Venecia o -quien sabe- la misma capital italiana. Lo que sí está claro es que en 1770 estaba en la ciudad de Lodi. Allí, Joaquín Pardo, un delegado del cabildo del templo de Santiago, llevó a cabo su contratación como maestro de capilla de la catedral compostelana. ¿Cómo es que fueron a por él? Por su fama. Por el conocimiento cierto de que era un buen músico, algo que se sabía en Compostela pues aquí residían varios músicos italianos de su entorno y, en particular, un aventajado alumno que siempre estuvo a su lado, Felice Pergamo.

En sus trece años de magisterio en Santiago, Chiodi fue respetado y querido por todos, dejando en el archivo más de 600 obras. Murió en noviembre de 1783, siendo enterrado en el Convento de Carmelitas.

Por fortuna, era obligado entonces que las obras realizadas para la catedral pasaran a sus fondos. No así otras de carácter profano o no compuestas expresamente para el templo, que se han perdido.

No me alargo más en algunas particularidades de su vida en Santiago, ni tampoco en su obra, toda ella excelente y novedosa para la época en Compostela, pues no es el tema que ahora compete.

Vuelvo al concierto del pasado 15 de julio, recalcando que ha devuelto a Chiodi al público salodiano.

Franchini ha cosechado éxitos con sus giras en los diez años de andadura de Il Quartetto del Lago. Tiene especial interés en rescatar del silencio a músicos que podrían calificarse de "menores" por haber caído en un inexplicable olvido. Esos compositores, sin embargo, son los que han mantenido y generado nuevas tendencias y estilos, por lo que su presencia en la historia no es supletoria: son músicos "mayores", aunque no los conozcamos tanto como a otros.

Puede que al igual que a nosotros nos cueste ubicar Salò en un determinado lugar de Italia, como contrapartida y hecho anecdótico, corroboro que en la década de los ’90 tampoco sonaba el nombre de Compostela en Italia. No en vano, en el título del artículo lo apuntalaba con la indicación "Spagna".

Hoy Compostela es conocida en todo el mundo y quisiera que también lo fuese Salò y los músicos del Lago de Garda. Es un lugar que aparece como uno de los principales centros turísticos del norte de Italia por estar situado en lugar privilegiado por su clima. Pero Salò es también tierra de poetas y músicos, con un rico acervo cultural y cantidad de actividades lúdicas e instructivas.

Ojalá suene también Chiodi en Santiago de la mano de Il Quartetto del Lago en primera instancia. Para piezas que requieren mayor despliegue, por precisar gran orquesta, solistas y coro, bien podrían implicarse formaciones ya consolidadas u otras nuevas que surjan en estas tierras, para que se levante el entusiasmo por un patrimonio musical "sagrado": el de la catedral. No todo lo que se conserva en su archivo es supremo, pero hay mucha, buena y respetable música en sus legajos.

Para terminar, transmito un comentario de Federico Franchini, "redescubridor" de Chiodi, valorando lo interpretado en el concierto de Salò: La música de Buono Chiodi es refinada y culta, con matices y colores que combinan a la perfección con un excelente conocimiento del contrapunto.

Así lo consideraron ya sus coetáneos, los entendidos de su época y los de siglos posteriores, más en Compostela que en Italia, su patria.

Pilar Alén, Profesora de la USC
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